Con negritas

La retribución de los directivos de las cajas

Las cajas de ahorros beneficiarias de ayudas públicas han realizado un inusual ejercicio de transparencia al pormenorizar las retribuciones de sus máximos responsables. Es verdad que lo han hecho de forma incompleta, a regañadientes y por imperativo del Banco de España, pero ahí está la información, sujeta por primera vez al escrutinio de todos los ciudadanos. Sólo Caja España-Duero se ha negado en redondo a practicar esta especie de striptease, amparándose en la ley de Protección de Datos.

El argumento del Banco de España para exigir la publicación de las retribuciones de la alta dirección de las cajas afectadas es impecable. Entre las siete, han recibido 17.000 millones de euros del Estado para su reestructuración y los contribuyentes tienen derecho a saber qué parte de ese dinero irá al bolsillo de sus nuevos administradores. Sobre todo después de los abusos que afloraron en la segunda mitad del año pasado a raíz del escándalo de las jubilaciones de oro.

Ahora bien, dicho esto, conviene recordar que las cajas no son los únicos perceptores de ayudas públicas en un país tan subvencionado como el nuestro. Desde la automoción hasta el turismo, pasando por la industria aeroespacial o las
empresas mineras, la nómina de sectores que reciben recursos del Estado es muy extensa. Por no hablar de las que llegan directamente de la Unión Europea. ¿No sería pertinente también en esos casos una dosis similar de transparencia?

Por otra parte, la información conocida ahora revela que los máximos responsables de las cajas nada tienen que envidiar en estamateria a los de la banca. RODRIGO RATO, sin ir más lejos, disfruta de una retribución fija anual de 1,85 millones, prácticamente idéntica a la de FRANCISCO GONZÁLEZ, pese a que Bankia maneja la mitad de activos que el BBVA. Un caso llamativo también es el de Catalunya Banc, cuyo consejo de administración se reparte 5,1 millones, frente a los 6,1 del Sabadell, que lo duplica en tamaño. Se da la circunstancia, además, de que ni el BBVA ni el Sabadell han recibido ayudas públicas.

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