Culturas

‘Procesionódromo’

¿SOY YO O ES LA GENTE?// ANTONIO OREJUDO

La perseguida Iglesia católica celebra estos días su molesto botellón de todos los años. A juzgar por la impunidad con la que ocupan los espacios públicos, nadie diría que se trata de una organización perseguida por el Gobierno. Todo lo contrario. Más bien parece gozar de una protección mafiosa, ya que todos los ciudadanos están obligados a soportar las molestias derivadas de sus ritos exhibicionistas. No hay ninguna organización social, política o religiosa a la que se le den tantas facilidades para celebrar sus actos de proselitismo y propaganda. Ni siquiera al Real Madrid se le corta el tráfico durante una semana para que celebre sus triunfos.

El Cristo
Hace unos años las manifestaciones en Madrid eran tan frecuentes que se llegó a proponer la construcción de un manifestódromo, un lugar donde se pudiera organizar una protesta sin necesidad de cortar el tráfico y provocar molestias a los demás. La idea es absurda en el caso de una manifestación política, pero debería recuperarse para las procesiones de Semana Santa. Ya lo estoy viendo: Procesionódronomo José Luis Rodríguez Zapatero, una especie de polideportivo cubierto con una pista de tartán, donde los costaleros puedan montar el Cristo sin molestar al vecindario. Pero dudo mucho que la Iglesia católica acepte esta innovación. A los curas no les gustan los cambios, y no me extraña. ¿Para qué cambiar si el chiringuito lleva 2.000 años funcionando como la seda?

La FIFA
Sólo hay otra organización tan inmovilista como la Iglesia católica y es la Federación Internacional de Fútbol. Aunque hoy día existen medios técnicos para detectar el fuera de juego o para reducir al mínimo los errores arbitrales, no le hable usted al presidente de la FIFA de permitir que el árbitro vea, como hacemos los espectadores, la repetición de la jugada antes de pitar penalti. Si el tinglado, con sus botellazos y árbitros caseros, sus injusticias y sus faltas que no lo son, genera millones de euros, ¿para qué modernizarse?

El Almería-Barcelona
El Almería-Barcelona del pasado domingo coincidió con la primera procesión de Semana Santa. Dicen que en Almería algunos costaleros llevaban en la oreja un pinganillo por el que seguían la retrasmisión. Qué irreverencia. Cuánto mejor hubiera sido celebrar la procesión en el Estadio. O en el citado procesionódromo, donde los penitentes y costaleros pudieran pasear al Jesús de la Santa Cena por la pista de atletismo mientras en el centro del campo se disputaba el encuentro.

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