Punto de Fisión

Podemos hace croquetas

Con la última maniobra de Teresa Rodríguez anunciando la autonomía de Podemos Andalucía, parece que la formación morada ha optado por lanzar en el sur de la península una guerra de guerrillas, una estrategia que siempre ha dado buenos resultados desde los tiempos de Viriato hasta la ofensiva de Fidel Castro en Sierra Maestra. El problema es que no acaba de quedar claro si aquí la guerrilla va dirigida contra Pablo Iglesias, contra Iñigo Errejón, contra Susana Díaz o contra los tres a la vez. Es conocida la dialéctica hegeliana en que anda enredada la formación, con Iglesias montado a caballo en la tesis, Errejón subido a hombros de la antítesis y Echenique reclamando a voces una síntesis que de momento no acaba de llegar, con lo emocionante que es seguir dialogando a hostias.

En su último diálogo, ambos líderes se despeñaron periódicos abajo por la rivalidad entre Maestre y Espinar y la intempestiva filtración a la prensa enemiga de una noticia inmobiliaria con varios años de retraso. Algunas voces dentro del partido avisaron que no había existido conspiración mediática exterior, que todo fue producto de la combustión interna y que no estaría de más intentar no dar otra vez la nota. No sabemos si Echenique se refería exactamente a esto cuando ayer presentó la operación "Atarse los cordones", pero sí, parece que en Podemos se están atando los cordones de los zapatos en un solo nudo, de manera que, cada vez que dan un paso adelante, se van todos de cara al suelo.

Entre los reinos de taifas podemitas en Cataluña y el País Vasco, la plaza fuerte de En Marea en Galicia y la matanza cainita en Baleares, faltaban únicamente el califato andaluz y el condado aragonés para terminar de repetir el exitoso harakiri que llevó a IU a perder 20 diputados y a metamorfosearse en UI. Podemos nació en las asambleas pero se ve que tiene tendencia a regresar a las asambleas. Para no quedarse atrás en la moda centrífuga, Echenique ha decidido reivindicar la soberanía de Aragón como país, postulando su derecho a la autodeterminación y a la autonomía propia, con Zaragoza de capital y de himno una jota. Puede tratarse de una estrategia para intentar arrebatar espacio al nacionalismo o una jugada para preparar camino a la gran federación cantonal hispánica. A lo mejor el núcleo irradiador se está pasando de radiaciones. Lo de Unidos Podemos sólo era para despistar: primero se disgregan ellos mismos y al poco España se multiplicará por cero.

Este imparable proceso de balcanización me recuerda cada vez más a la receta para hacer croquetas con que un amigo mío me obsequió la primera vez que fui a su casa. Sacó un paquete de croquetas congeladas de la nevera, puso una sartén en el fuego y las echó en el aceite frío. Al poco las croquetas empezaron a chisporrotear y a desintegrarse en cachos cada vez más minúsculos. Aquello no tenía fin en su búsqueda de autonomía y ni con un colador lográbamos llenar de átomos el plato. Parecía que nos íbamos a quedar sin cenar pero no, porque al final descubrimos que la materia, lo mismo que la ideología, aunque infinitamente subdivisible, sigue siendo comestible.

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