El Partido Popular, aunque a algún despistado pueda parecerle que defiende los valores de la derecha y la extrema derecha, conocida como extremo centro, en realidad es un partido de izquierda, el partido popular de los obreros, porque al defender el recorte de los derechos de los trabajadores y toda la gama posible de modalidades de despido, crean seguridad económica y ponen calma en los mercados (nada hay más miedoso que el dinero) y, en consecuencia, promueven el empleo. En definitiva, que su egoísmo es nuestra salvación.

Una vez aceptada esta pirueta mental por parte de sus votantes, se puede extender a toda su labor política. Entre sus filas, por ejemplo, hay un numeroso grupo de sietemachos que, como Aznar, hurgan con el bolígrafo en los escotes de las periodistas, o alcaldes que desprecian a las ministras por ser mujeres, aunque la visión de sus morritos les empujen al vicio solitario en la intimidad de sus cuartos de baño.

Pero nada es lo que parece. En realidad, ellos respetan mucho a las mujeres, y si votan en contra de reprobar al alcalde rijoso de Valladolid es porque  a los socialistas "les importa poco la dignidad de la mujer". Ya veis, no hay mejor defensa que un ataque.

Y para demostrarlo, el ingenioso hidalgo Javier Arenas presentaba ayer la campaña "Zapatero se columpia con las mujeres’’ (¿), acompañado por ¡la presidenta de la Asociación Mujeres en Igualdad, Mercedes de la Merced! A ver, listos, ¿alguien me puede jurar que sabía que existía dentro del PP semejante asociación contra natura? ¿Dónde estaban cuando Sánchez Dragó, el empleado de Esperanza Aguirre, hizo apología de la pederastia, o cuando el alcalde de Valladolid se mofó y despreció a Leire Pajín?

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Meditación para hoy:

Por si alguno no sabe quién es Fotismenez, quién es él y a qué dedica su tiempo libre, os diré que es un contertulio habitual de este blog, que dice en verso lo que muchos de nosotros no sabemos ni decir en prosa. Él los llama Saricarpios, porque poemas no son: son una coña marinera que rezuma ingenio verso a verso. No quiero cubrirlo de adjetivos porque mi máxima vital es que "el halago debilita", y lo necesitamos en plena forma.

Pero Fotismenez tiene un amigo dibujante, cuyo nombre no me ha sido permitido revelar, que es otro genio. Los dos se cachondean de todo lo que se menea, sobre todo de políticos, curas y demás vendedores de fantasías. Y ya sabéis que a los necios se les conoce "porque inmediatamente todos los genios se confabulan contra ellos". Eso es lo que han hecho estos dos genios, un libro (con perdón), un libro autoeditado, es decir, pagado de su bolsillo, que ha tenido a bien enviarme, que para eso soy el mayor.

Os traigo la portada y la contraportada para que veáis también la calidad del dibujante. Es una pequeña joya. Yo creo que si le insistís lo arruináis, pero seguro que os manda un libro a todo sáquida con pedigrí que le haga la pelota con gracia. Bueno, eso lo discutís con él.

Me despido con su "Mariano y la ley asnaril"

En un lugar placentero,

al acercarse la noche,

practicaba el "misionero"

con un deleite certero,

una pareja, en su coche.

Pasó por casualidad,

de niños una pandilla,

y uno, por curiosidad,

con infantil ansiedad,

se acercó a la ventanilla.

"¡Un niño! ¡Un niño" –gritaba

la joven ante el intruso-...

Pero el joven, que empujaba

y al orgasmo aproximaba,

jadeando, le repuso:

"Es cierto que, en estas lides,

soy un experto que entiende.

Mas eso que tú me pides

tan sólo de Dios depende."