Fuego amigo

¿Por qué llama al pan pan y a su mujer Sonsoles?

Al gobierno de Zapatero le ha entrado miedo escénico con la bandera española. Después de poner en práctica la coletilla de "Gobierno de España" para toda comunicación de propaganda institucional (peor sería lo de "Gobierno de este país", como seguramente diría el Blasillo de Forges), ahora hace profesión de amor por el trapo sagrado para ir achicando espacios que la oposición españolista se había reservado para sí históricamente (histéricamente, a menudo) como herederos directos que se consideran de los Reyes Católicos.
Se acercan las elecciones y todos quieren pastar en la hierba del cercado del otro. Ayer, Rajoy, que es de derechas como todo el mundo sabe, excepto él, se quejaba de que la política económica del gobierno socialista sólo se preocupa por los grandes números, la macroeconomía, y dejaba indefensos a los pobres que no llegaban a fin de mes, como su Esperanza Aguirre. Ahora, Zapatero, en este cambio de papeles, salta el cercado del vecino y le ramonea nada menos que la bandera, la enseña nacional, el pendón que los conservadores usurpaban en exclusiva, después de haberse quedado con el nombre de España para utilizarlo como marca cuantas veces le venga en gana.
Hasta ahí podíamos llegar. Inmediatamente Pío Escudero, del PP, hizo en el Senado posiblemente la pregunta más estúpida que haya sonado en tan sacrosanto lugar: "Señor presidente del Gobierno, ¿qué reflexiones personales le han llevado a concluir que el Gobierno de España debe ser llamado Gobierno de España"? Que es algo parecido a preguntar: ¿por qué llama usted al pan pan, al vino vino y a su mujer Sonsoles?

Y por si fuera poco, ahora un socialista viene a demostrarnos que el amor de la izquierda por la bandera nacional es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que nos separa de unas elecciones. Y ello, a pesar de su secular desconfianza hacia las banderas, instrumentos militares de señales que sólo fueron símbolo aglutinador de una nación hasta bien entrado el siglo XIX.
Luego están los desorejados, los pendones que más amo. Pero ese es tema para otro día.
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Meditación para hoy: Josu Jon Imaz ha comunicado por carta que no se presentará como candidato a la presidencia de su partido y que abandona la política. Creo que es una pésima noticia. Precisamente para los próximos meses es cuando más necesitábamos su mesura, su sentido común, su bálsamo a esa pandemia infantil que padecen las filas ultranacionalistas. Malos tiempos para la lírica.

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