Fuego amigo

Les acompaño en el sentimiento

Quiero reflexionar con vosotros, al hilo del accidente de Barajas. Para empezar le he quitado el adjetivo de "trágico", como dicen hasta la saciedad en radios y televisiones, porque todos los accidentes mortales, que se sepa, son trágicos. Pero, de tanto utilizar la muletilla, parece como si un accidente de esa envergadura se quedase desnudo, periodísticamente hablando, si no lo adornamos con adjetivos como trágico, tremendo, espantoso, fatídico, o bien como si el periodista tuviese miedo a que la "tragedia" de la muerte en accidente de más de 150 personas no quedase suficientemente explicada si no adereza la noticia con un cóctel de adjetivos.

Pero si los periodistas compiten entre sí por demostrar lo terrible, espantoso y trágico que les parece el accidente, no digamos nada el circo que se monta entre los políticos. Viendo por televisión el amontonamiento de líderes de primera, segunda y tercera categoría que se agolpaban en el lugar del suceso, me preguntaba cómo podían trabajar los bomberos, policías y servicios médicos de emergencia entre tanta multitud de notables (y algún que otro aprobado y suspenso) por el medio.

La poderosa llamada de la foto. La puta foto que nadie quiere perderse da a estas situaciones un no sé qué de buitres dispuestos a elegir la mejor parte de la carroña. La política, mejor dicho, la imagen mediática de la política ha creado estas necesidades y tiene a todos ellos atrapados en sus redes. Si hay que cortar las vacaciones, se cortan, porque no es suficiente con un comunicado de condolencia. ¡Qué dirán! Nadie quiere salirse del guión. Todos pugnan por acudir en persona, por salir en la foto con cara compungida, como si conociesen a los muertos por sus nombres, como si fuesen compañeros suyos de mus los que acaban de perder la vida.

Parcelemos el argumento.

1) Comprendo que en un atentado terrorista, por ejemplo, todos los líderes salgan a dar la cara y condenen con sus más escogidos adjetivos la acción de los asesinos. No hacerlo sería (como lo es, en algunos casos que ya sabéis) estar de acuerdo con la barbarie terrorista.

2) Entiendo también que un gran desastre, como el famoso incendio de Guadalajara o el accidente del Prestige, o el del Yak-42, del que se puedan deducir responsabilidades políticas, los líderes de cada partido lo utilicen como materia de debate, pues se supone que la oposición debe ejercer su labor de crítica para que casos semejantes no se repitan.

3) ¿Pero qué hace tal concentración de líderes en el lugar de un accidente de circulación aérea? ¿Hay algún indicio de que el piloto fuese borracho o hubiese agotado los puntos de su carné? ¿Por qué no pasean sus caras tristes todos los días en cada uno de los accidentes mortales que ocurren en nuestras carreteras, que al final de año se llevan la vida de casi 3.000 personas, es decir, veinte veces más que en el accidente de Barajas? ¿Qué sentido tiene que el líder de la oposición, Mariano Rajoy, interrumpa sus plácidas vacaciones para presentarse en Barajas? ¿A quién ayuda su presencia allí? ¿Es especialista en algo que pueda servir a la investigación del caso? ¿No era suficiente con que le enviaran a la playa una cámara de televisión para que pudiera transmitir su sentido pésame?

Todos sabemos que en estos casos sería suficiente con la presencia institucional del presidente del gobierno, en representación nuestra, el ministro del Interior como coordinador de los medios humanos y materiales, y las autoridades locales, como colaboradores más inmediatos (o viceversa). ¿El resto no os parecen figurantes de una tragedia que están obligados a vivir sin escapatoria posible? ¿Cuánto duraría políticamente vivo un político que decidiese romper el maleficio con un simple telegrama a los familiares?

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