Otras miradas

Un Madrid para la gente

José Manuel Calvo del Olmo

Concejal de Desarrollo Urbano Sostenible del Ayto. de Madrid

José Manuel Calvo del Olmo
Concejal de Desarrollo Urbano Sostenible del Ayto. de Madrid

Durante más de dos décadas el urbanismo ha sido en Madrid la punta de lanza de una política hecha a espaldas de la ciudadanía. Los dirigentes populares nunca consultaron nada a nadie. Solo se dirigen a la gente para pedirle el voto en los periodos electorales.

Los gobernantes del Partido Popular, alumnos aventajados de su admirado Milton Friedman, siempre entendieron que su papel debía limitarse a una 'neutral' mediación entre intereses diversos, muchas veces opuestos, del conjunto de agentes que intervienen en la construcción de la ciudad. En ese marco, la participación ciudadana no tenía cabida.

Las grandes operaciones, con las que pretendían simbolizar los logros de su gestión, siempre se realizaron a espaldas de la ciudadanía. Bajo las promesas de inversión, empleo y desarrollo se pusieron en marcha proyectos que además de no contar con el apoyo de la ciudadanía, han resultado ser, en muchos casos, un estrepitoso fracaso. Ahí está la inacabada Ciudad de la Justicia: un inmenso erial, con un solo edificio construido, en el que se han enterrado 105 millones de euros de todos los madrileños.

Pero vivimos tiempos de cambio y la gente ya no admite que se le siga negando la voz en las decisiones fundamentales. Sin eludir las responsabilidades de gobierno, el ejecutivo de Manuela Carmena está demostrando que se puede hacer política contando con la gente. También política urbanística.

En estos meses, se ha facilitado el trabajo de oposición abriendo canales de comunicación entre el Gobierno y el resto de grupos de la cámara, ampliando los plazos para consultar los expedientes y recuperando la presencia de todos los partidos con representación en la Comisión Municipal de Patrimonio (CPPHAM), a los que el Partido Popular ha negado el acceso durante muchos años en una muestra más de los nocivos efectos del rodillo. También se han generado espacios de trabajo entre la Concejalía de Desarrollo Urbano Sostenible y las Juntas de Distrito para resolver con mayor agilidad los problemas de los barrios, avanzando así en la necesaria descentralización de algunas competencias municipales. Además, se han puesto en marcha procesos de audiencia pública para discutir con todos y de todo acerca de aquellas operaciones que, por su tamaño y características, se consideren de especial trascendencia para el conjunto de la ciudad.

Estas iniciativas son pasos necesarios, aunque no suficientes, en la consolidación de una dinámica de participación ciudadana que vaya corresponsabilizando a la gente de las decisiones estratégicas sobre la conformación de su ciudad. En este sentido, es imprescindible ampliar esos procesos a través de mecanismos de transparencia, seguimiento y participación más complejos e integrales.

Aquí se enmarca el concurso promovido por el Ayuntamiento para la renovación y mejora de la Plaza de España (#decidePlazaEspaña), cuya primera etapa acaba de concluir. Este proyecto, que se inserta en el Plan Estratégico de Mejora del Espacio Público y la Movilidad impulsado por el Gobierno de Ahora Madrid, pretende ser un ejemplo de la nueva política urbanística; hecha para la gente y con la gente.

Así, durante el mes de diciembre se han celebrado varias sesiones de debate público, abiertas a todos los que han querido intervenir, con el objetivo de establecer tanto las líneas básicas de actuación como la definición de las preguntas que conformarán la consulta ciudadana sobre las necesidades de actuación en el ámbito. A través de la web Gobierno Abierto del Ayuntamiento de Madrid, los madrileños y madrileñas podrán responder al cuestionario y debatir acerca de las distintas cuestiones planteadas.

El resultado de esta consulta será recogido en una memoria de actuaciones que se incluirá en las bases del concurso y su cumplimiento tendrá carácter vinculante para los participantes. Además, todas las propuestas que se presenten serán publicadas en la web para que los ciudadanos puedan valorarlas antes de que el jurado se pronuncie. Uno de los miembros del jurado tendrá la misión de recoger estas valoraciones con el objetivo de que la voz de la ciudadanía esté muy presente durante todo el proceso de deliberación. Finalmente, el jurado seleccionará hasta cinco proyectos, que pasarán a una siguiente fase, en la que los equipos deberán presentar un desarrollo más detallado de sus propuestas. De todas ellas, se elegirán dos finalistas, que se someterán a una votación abierta en la que los ciudadanos de Madrid decidirán qué proyecto resultará vencedor. Ese proyecto, el que decida la gente, definirá cómo va a ser la Plaza de España del futuro.

Este proceso de participación, que apenas se está iniciando, no tiene precedentes en la historia reciente de nuestra ciudad. En los últimos tiempos, la arquitectura y, sobre todo, el urbanismo se han ido transformando en instrumentos burocráticos orientados a perpetuar las relaciones de poder vigentes. Esto ha hecho de Madrid, "rompeolas de todas las Españas" en tiempos de Machado, la cuna del liberalismo más rancio. Pero el desarrollo de los acontecimientos ha mostrado con toda crudeza las insalvables contradicciones entre la lógica del mercado y los principios de responsabilidad en la gestión de los recursos colectivos que deben regir el diseño urbano.

Creemos firmemente que la transparencia y la participación en los procesos de conformación de la ciudad, a todos sus niveles, constituyen la mejor vacuna para evitar que se repitan situaciones del pasado. Estamos firmemente decididos a recuperar la política en la polis. Y en ello estamos.

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