La trama mediática

'La Razón' vuelve a la caverna

09-27.jpgDespués de unos meses sirviendo descafeinados tontorrones con alguna que otra gota de orujo, alguien en La Razón ha debido de sacar conclusiones sobre la sangría de lectores que constatan las últimas mediciones, y ha decidido volver a los recios carajillos, al gusto de su curtida parroquia. Hasta Alejo Vidal-Quadras, que por su condición de representante de la voluntad popular en la civilizada Europa, debería calibrar sus palabras, las vende a peso y sin desbastar, como este golpe bajo que lanzó ayer a Juan José Ibarretxe: "El lehendakari ha dicho que las atrocidades cometidas por ETA le dan asco. A mí ETA me inspira horror, pero asco, lo que se dice asco, más bien lo siento por el PNV y su obseso jefe".

Si un político en ejercicio tira así de la pluma, no es sorprendente que un profesional de la opinión arrojadiza envuelta en casquería literaria, como Alfonso Ussía, cave un pozo séptico más profundo y llegue a soñar en público con una agresión al inquilino de Ajuria Enea. "Creí estar viendo una película con una escena gratificante. El breve y seco encuentro con Ibarreche, el saludo marcial del militar, y cuando el lehendakari menos se lo esperaba, la colleja. O una colleja en la nuca o un cachete en el rostro, que es lo que merecía el altanero secesionista", se recreaba ayer en su deposición de letras el camorrista.

El escenario de su fantasía fue el homenaje que se rindió en el Parlamento Vasco al brigada Luis Conde, asesinado el pasado domingo por ETA. En la ensoñación de Ussía, uno de los militares presentes perpetraba la agresión. Como los hechos transcurrieron de otra forma, el sátiro se adornaba en su lamento: "Por desgracia, el militar cumplió a rajatabla con las normas de cortesía, y no hubo ni colleja ni cachete, que, por otra parte, Ibarreche hubiera encajado con nerviosismo y saliendo por patas y a toda pastilla del recinto parlamentario, con Azcárraga y Madrazo siguiéndole a la carrera al grito de ¡No corras, Juancho, que es peor!". Seguramente, se creerá gracioso.

Las lágrimas de Carme Chacón
Cubierto el cupo de brea para el lehendakari, los asfaltadores con columna de La Razón se concentraron en la ministra de Defensa, Carme Chacón, sobre quien arrojaron quintales de machismo rancio por haber tenido el atrevimiento de llorar en un funeral. El filósofo domesticado por el ego y el estómago Gabriel Albiac abría la puja: "Un ministro de la guerra –porque eso es el ejército, la racional tecnología de la guerra– es un guerrero. Sea cual sea el aparato genital que defina su biología. Como guerrero debe comportarse. Y no como otra cosa. Nadie le obliga a serlo".

Con mucho menos pedigrí que el antiguo progre, un tal Kiko Fernández Monasterio (no me pregunten con quién ha empatado) retozaba en el mismo lodazal: "Ya que les han colocado una ministra que hace muy poco vestía camisetas separatistas, y que aplaudía sonriendo a los que se cagaban en España, al menos, digo, que la ministra en cuestión no se ponga a lloriquear como una plañidera en el entierro". Todo esto, en La Razón. Eso es avanzar retrocediendo.

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