La trama mediática

Inagotable ficcionario

Las falanges emplumadas no dejan de manifestar su adhesión inquebrantable a esa nueva Enciclopedia Álvarez que llaman Diccionario Biográfico Español. César Vidal va ya por su sexto o séptimo juramento de fidelidad a los principios del movimiento revisionista. El penúltimo, ayer en La Razón: "Titiricejas, autores oficiales, catedráticos de medio pelo que en Estados Unidos no llegarían ni a bedeles, subvencionados varios, medios de agit prop y ministras de cuota al unísono han puesto el grito en el cielo porque la impostura que han protagonizado durante años ha quedado más al descubierto que nunca".

Tiene guasa lo del "medio pelo", viniendo de un historietista de brocha gorda, pero el asunto alcanza el punto de despiporre cuando idéntica expresión la utiliza Cefas, probablemente, el menos dotado de los columneros diestros: "La Academia de la Historia, empezando por Gonzalo Anes, está compuesta por historiadores de gran calidad y prestigio. No encontramos en ella a historiadores de medio pelo con pretensiones. La otra grave carencia de ese otro sector de la historiografía es su provincianismo e incluso localismo".

El divertido Dragó

Reincidente como los dos anteriores, Fernando Sánchez-Dragó volvía a comparecer cara al sol con la camisa nueva en su columna de El Mundo. Narcisista incorregible, al final de la retahíla de pedorretas dejaba ver que su única intención era tocar las narices: "Recrudézcase el griterío en las sacristías progres y balen sus rebaños. ¡No dirán que no les divierto!" Uf, muchísimo. Un no parar de reír.

Para que no decaigan las carcajadas, Mingote regala en ABC su ingenio envuelto en caspa. En la última viñeta perpetrada, una mujer abrazada a un chulazo se explayaba así: "Si el Gobierno de España se mantiene con la connivencia de nacionalistas que no quieren ser españoles, a ver por qué yo no puedo ser novia de este señor que no quiere casarse conmigo". De ahí salen cuatro tesis doctorales de psicología.

Este hilarante trayecto toca puerto por hoy en La Gaceta, donde Carlos Dávila ensaya su gag para El club de la comedia. El protagonista del chiste es -qué original- Alfredo Pérez Rubalcaba: "Un político más terminado que un bolso de Loewe. Puestos a elegir, ofrezco a estos rancios de la progresía dos opciones: la del hijo de Carrillo (así volvemos directamente al 36) o al jefe de los gorrinos de la Puerta del Sol".

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