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Adicción a la burbuja

Las medidas económicas que ha tomado Zapatero en el último año le han acarreado un aluvión de críticas. Sin embargo, el presidente puede esgrimir como atenuante la excepcionalidad de la situación en que ha adoptado las decisiones y el escaso margen de maniobra que tiene cualquier mandatario europeo para actuar en solitario. En realidad, el mayor reproche que se le puede formular a Zapatero no concierne a lo que está haciendo ahora, sino a lo que no hizo antes, cuando la economía marchaba viento en popa: sentar las bases para una transformación del modelo productivo y expandir el Estado del bienestar aun más de lo que lo hizo con la Ley de Dependencia. En el último Debate sobre el Estado de la Nación, él mismo apuntó en esa línea al arrepentirse de no haber pinchado antes la burbuja inmobiliaria.

Zapatero cometió el primer error nada más llegar a la Moncloa, al elogiar la herencia económica que recibía de Aznar. Daba así carta de naturaleza a un supuesto milagro que se había basado en ingentes ayudas europeas –sobre todo el Fondo de Cohesión que logró en su día el "pedigüeño" Felipe González y que ya ha desaparecido–;
privatizaciones masivas que llenaron de modo pasajero las arcas del Estado a costa de despojarlo de sus bienes más potentes; precarización laboral, con sus nefastas consecuencias para la productividad; y, sobre todo, una impresionante burbuja inmobiliaria que disparó a la estratosfera el valor de un bien tan esencial como la vivienda. El tiempo ha demostrado que Aznar mintió al afirmar que la Ley de Liberalización del Suelo de 1998 iba a abaratar la vivienda: un estudio de la Fundación BBVA (El stock de capital de viviendas de España, 2009) muestra que, entre 1997 y 2007, el precio de los pisos se multiplicó por 3,6, y que el 83,56% del aumento del precio se debió al incremento del valor del suelo. Según dicho estudio, en 1998, adquirir un piso de 90 metros cuadrados equivalía a un salario medio neto durante cinco años; en 2007, a un salario medio durante 12 años. El problema de las burbujas es que suelen producir adicción. En septiembre de 2007, Zapatero alardeaba de que España había entrado en la "Champions League de la economía mundial". Poco después llegó la crisis, y se lo llevó todo por delante.

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