A ojo

La proliferación

Con la colaboración de sus amigos rusos e iraníes, parece ser que el presidente venezolano Hugo Chávez quiere emprender él también una carrera nuclear. Dice que no, que lo suyo es "para fines pacíficos". Pero ya desde lejos, desde Washington, le hacen signos de advertencia: con esas cosas no se juega.
¿Y por qué no? Todos juegan con ellas. Si Venezuela no sólo quisiera la energía atómica para producir electricidad, como asegura Chávez, sino también para fabricar bombas ¿por qué van a prohibírselo? La llamada "no proliferación nuclear" sería una cosa magnífica si fuera cierta: si no estuviera burlada por el hecho de que diez o doce países, de lo más variado en términos políticos e ideológicos, tienen armas atómicas. Las tiene Estados Unidos, que hasta hoy es el único que las ha usado en vivo, por así decirlo: para matar gente. Y las inventó para impedir que antes lo hiciera la Alemania de los nazis, lo cual hubiera sido sin duda mucho peor: hubieran matado todavía más gente. Las tiene Reino Unido como consecuencia de su "relación especial" con sus sobrinos norteamericanos. Y Francia, por la "grandeur": el general De Gaulle sostenía, con razón, que la única manera de ser invitado a las conferencias de desarme es estar armado. Las tiene Rusia, para defenderse de la amenaza de Estados Unidos (y no se sabe si las tienen también todavía otros tres o cuatro de los antiguos países de la disuelta Unión Soviética). Y la India, para defenderse de la amenaza de su vecino Pakistán, y Pakistán para defenderse de la India. Y Corea del Norte, por algo que todos los demás llaman paranoia: el miedo a los demás. Y también Israel, por lo mismo. Y ahora Irán las está desarrollando ante la censura hipócrita de todos los demás exactamente por el mismo motivo: para defenderse de un ataque preventivo de Israel.
Recuerdo una canción pop de hace 30 años:

"¿Qué harías tú en un ataque preventivo de la URSS?".
Yo no sabía qué contestar. ¿Huir, esconderme, echarme a llorar? Los iraníes sí saben: armarse con armas atómicas. Tienen fresco el ejemplo de su vecino Irak, que por no tenerlas fue destruido por Estados Unidos, y el más lejano de Corea, que por sí tenerlas es tratado con guantes de seda por todos sus enemigos. No es que pueda defenderse: es que puede tomar represalias.
Siendo así las cosas, no se ve por qué le critican a Venezuela que también quiera fabricarlas. ¿No las tiene acaso su pequeña vecina, la Guayana francesa?

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