Balagán

Incierto futuro

El viceministro de Exteriores ruso, Majail Bogdanov, trasladó el lunes a Damasco un mensaje personal de apoyo del presidente Dimitri Medvedev, un mensaje en el que se alienta a Bashar al Asad a llevar a cabo cuanto antes las reformas políticas que ha prometido.

Rusia es un país que ciertamente tiene poca influencia en el concierto de las naciones, pero Medvedev ha querido escenificar su apoyo diciendo que Moscú vetará cualquier resolución en el Consejo de Seguridad que invite al uso de la fuerza contra Siria.

Sin embargo, Medvedev ha pedido a Asad que acelere el ritmo de las reformas que ha prometido y que las amplíe. Esto pone a Asad en una tesitura muy comprometida y deja al maltrecho presidente sirio con tres opciones principales:

1. Acelerar el ritmo de las reformas. Contaría con el apoyo de Rusia e Írán pero se extendería durante un periodo de tiempo no demasiado corto, en el mejor de los casos. Esta opción tiene varios inconvenientes. En primer lugar, que la "oposición" no quiere ver a Asad, sino que se vaya cuanto antes, inmediatamente. Además, Occidente tampoco quiere dialogar con él.

2. Seguir como hasta ahora. Asad puede tener veleidades de no moverse, pero implicarían un gran riesgo ya que Occidente seguiría incrementando las sanciones y no hay que descartar a medio plazo una intervención militar de la OTAN, que está crecida después del triunfo en Libia, aunque veremos cómo evoluciona la situación en ese país africano, que no está nada claro.

3. Convocar elecciones inmediatamente y anunciar una retirada de Asad. Sería la opción más sabia, aunque Asad no tendría garantías de futuro para él, para las élites del régimen y para las minorías.

A todo esto hay que añadir que lo que vendrá después no será una democracia al estilo de Suiza sino probablemente una victoria islamista. En cualquier caso, no se puede descartar que, ocurra lo que ocurra, se consolide una resistencia armada que haga muy difícil el gobierno de Siria.

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