Balagán

Revuelta palestina

La Cisjordania ocupada, incluida Jerusalén, están en pie de guerra desde hace cuatro días, y todo indica que la situación no va a mejorar en un futuro próximo. Algunos hablan de la tercera intifada, aunque es un poco pronto para confirmarlo.

El primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, lanzó ayer una seria advertencia al presidente Mahmud Abás para que se vuelva al orden inmediatamente, un llamamiento que tiene algo de cínico a la luz de la constante expansión israelí en los territorios ocupados. Netanyahu quiere que Abás obligue a los palestinos a quedarse en casa mientras los israelíes violan sistemáticamente la legislación internacional, es decir, Netanyahu quiere que Abás le saque las castañas del fuego.

La revuelta empezó porque Israel se niega a liberar a prisioneros palestinos que deberían estar libres desde hace muchos años, según los acuerdos firmados por las dos partes, y se ha complicado por otros motivos.

No cabe duda de que la inminente visita del presidente Barack Obama, el 20 de marzo, también está sirviendo de pretexto para la revuelta. Es tal vez la única manera de presión que les queda a los palestinos: salir a la calle.

Para complicar las cosas, en una cárcel israelí murió el sábado Arafat Yaradat, un palestino de 30 años que fue detenido la semana pasada. La versión que han dado los israelíes es que Yaradat falleció de un ataque al corazón, sin embargo la familia del difunto sostiene que Yaradat estaba en perfecto estado de salud cuando fue detenido.

Los palestinos exigen que la comunidad internacional investigue las condiciones de las cárceles israelíes, insistiendo en que allí son habituales las torturas. Dicen que Yaradat murió como consecuencia de los interrogatorios y no de manera natural.

Estos días se está exhibiendo en los cines el documental israelí "The Gatekeepers", un excelente trabajo en el que se entrevista a cinco exjefes del Shin Bet, los servicios secretos israelíes. Lo más interesante del documental, que Netanyahu se ha negado a ver, es que los cinco exjefes se arrepienten de la época en que dirigieron el Shin Bet. Lo trágico es que se han arrepentido muy tarde y es una lástima que el actual jefe del Shin Bet, Yoram Cohen, no se arrepienta ahora mismo de su trabajo. Seguramente lo hará cuando esté retirado y sea demasiado tarde, como sus predecesores. El Shin Bet es el encargado de interrogar a los detenidos palestinos.

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