Balagán

Líbano, a trozos

La división por grupos religiosos característica de Líbano imposibilita la gobernabilidad del país, y para agravar la situación la guerra civil siria repercute allí de una manera terrible avivando el sectarismo reconocido por las leyes.

La muerte del yihadista saudí Mayid al Mayid el sábado en Beirut ilustra perfectamente el endémico problema de Líbano, donde cada secta cuenta con valedores foráneos que defienden sus propios intereses.

Mayid al Mayid falleció aparentemente de una dolencia renal. Desde 2011 era el líder de las Brigadas Abdullah al Azzam, que tomaron el nombre de un profesor palestino que fue maestro de Osama bin Laden, el fundador de Al Qaeda, y en los ochenta reclutaba a yihadistas árabes para luchar contra los soviéticos en Afganistán.

Las Brigadas Abdullah al Azzam han sido y son activas en varios países de la región y Al Mayid ha operado en Líbano, Siria, Irak, Afganistán e incluso Paquistán con distintas organizaciones yihadistas.

En la lista de los 85 "terroristas" más buscados que Arabia Saudí redactó en 2009, Al Mayid figuraba en un modesto lugar, el setenta.

Las Brigadas Abdullah al Azzam se atribuyeron el atentado de noviembre contra la embajada iraní en Beirut, que dejó dos docenas de muertos.

Vinculadas a Al Qaeda, las Brigadas comparten un odio frenético hacia los chiíes que han demostrado con exceso tanto en Irak como en Siria como en Líbano.

La reciente detención de Al Mayid en Beirut no ha estado exenta de polémica puesto que las autoridades libanesas han conducido el asunto de una manera un tanto sospechosa.

Eso es al menos lo que piensan muchos libaneses, que creen que la muerte de Al Mayid no ha sido natural.

Los iraníes tenían interés en interrogarlo y ahora no lo podrán hacer.

La población chií de los barrios del sur de Beirut, que ha sufrido un atentado tras otro en las últimas semanas, cree que la mano de los servicios secretos saudíes está detrás de la muerte de Al Mayid.

Es algo que no puede descartarse ya que los grupos yihadistas están tan infiltrados por los servicios secretos de países árabes, Estados Unidos e Israel, que es muy difícil saber de dónde parten las órdenes para que se cometan los atentados.

Más Noticias