Balagán

Fayruz

La célebre cantante libanesa Fayruz se ha convertido en el centro de un apasionado debate a causa de sus ideas políticas.

Su hijo, el compositor Ziyad Rahbani, comentó la semana pasada que Fayruz se cuenta entre los numerosos admiradores de Hassan Nasrallah, el líder de Hizbola.

Desde entonces, prácticamente todos los libaneses se han expresado a favor o en contra de la cantante cristiana más famosa del mundo árabe.

De hecho, uno de los pocos libaneses que todavía no ha ofrecido su opinión al respecto es la propia Fayruz, que a sus 78 años, guarda el mismo silencio que le ha caracterizado durante toda su vida, ya que siempre ha huido de los medios de comunicación.

La opinión de Fayruz acerca de Nasrallah no puede sorprender a nadie puesto que el líder de Hizbola es admirado por innumerables libaneses (y árabes en general) de toda condición y credo.

El propio Nasrallah se ha referido a la polémica sin mencionar el nombre de Fayruz: "Entiendo que aquí no se permite que nadie pronuncie expresiones de amor. Si alguien lo hace, inmediatamente se desata una indignación que puede conducir a la destrucción de este país que tanto queremos todos".

Aunque no atienda a la prensa y durante los largos años de la guerra civil no ofreciera conciertos, tampoco puede decirse que la posición política de Fayruz haya sido un secreto muy bien guardado que su hijo haya sacado a la luz.

Al contrario, se sabía desde siempre. A mediados de los ochenta, por ejemplo, cuando la cruel guerra civil estaba en su apogeo y el ejército sirio (invitado por las autoridades libanesas) controlaba una buena parte del país, Fayruz peregrinó a Damasco en un gesto de solidaridad con Siria.

Recuerdo perfectamente la imágenes que difundió entonces la televisión siria de su llegada a Damasco, que está a solo 80 kilómetros de Beirut. Fayruz no hizo declaraciones pero su sola presencia allí tenía más significado que las palabras.

Eran años muy complicados. En octubre de 1983 sendos camiones bomba habían explotado en Beirut causando la muerte de 241 americanos, la mayoría marines, y de 58 soldados franceses, y unos meses antes tuvieron lugar las masacres de Sabra y Shatila, por poner dos ejemplos.

Ir a Damasco en aquellas circunstancias era toda una declaración de apoyo a Hafez al Assad.

Treinta años después parece que Fayruz no ha cambiado de opinión.

Más Noticias