El Consejo de Seguridad rechazó el martes la resolución sobre el conflicto israelo-palestino con los votos en contra de dos países, Estados Unidos y Australia, y con los votos a favor de ocho países.

Los palestinos dijeron horas antes de la votación que contaban con el apoyo de nueve países, que era el mínimo necesario para pasar la resolución.

No obstante, el texto no hubiera sido aprobado en ningún caso puesto que si hubieran votado a favor nueve paises, Estados Unidos habría utilizado el veto, es decir lo que en el argot diplomático se denomina el "derecho de veto".

Pero en las horas previas a la votación hubo una intensa actividad diplomática en la que participaron Estados Unidos e Israel.

Se multiplicaron las llamadas telefónicas al presidente de Nigeria, un país de mayoría musulmana, que a última hora cedió a esas presiones y se abstuvo, de manera que al final, como se ha dicho, solo ocho países votaron a favor.

En fuentes diplomáticas se comenta que el primer ministro Benjamín Netanyahu llamó telefónicamente al presidente nigeriano y le ofreció su colaboración contra el islamismo radical entre otras cosas.

Los americanos no permanecieron con los brazos cruzados sino que intensificaron su presión sobre Nigeria paralelamente a Israel.

El "juego democrático" ha vuelto a funcionar. Los grandes países democráticos como Estados Unidos e Israel han conseguido doblegar a otro país, esta vez a Nigeria, para consolidar la injusticia y la ocupación.

Poco importa que se haya hecho a costa de una ocupación militar brutal y a una expansión constante de los asentamientos judíos en los territorios palestinos ocupados.

Ahora, el presidente Mahmud Abás ha decidido reccurrir a la Corte Penal Internacional y a otros organismos internacionales, pero esta línea parece obstruida desde el principio.

Nadie hará que Israel cumpla las decisiones de los tribunales internacionales, y en cualquier caso estas iniciativas volverán a chocar con Estados Unidos en el Consejo de Seguridad, que sin duda usará el "derecho de veto" en el marco del "juego democrático".