Existen cada vez más señales de que el Egipto del presidente Abdel Fattah al Sisi se está apartando de Arabia Saudí, aunque todavía es pronto para ver si se trata de una separación coyuntural o bien de una separación más profunda.

Una de las señales recientes de las divergencias entre estos dos países tiene que ver con Siria. El ministro de Exteriores egipcio, Sameh Shoukry ha reconocido esta semana que existen "visiones diferentes" entre los dos países en cuanto a la "dirección siria"

El Cairo, que hasta ahora había jugado un papel de comparsa de Arabia Saudí a cambio de sus dólares, ha empezado a mostrar ideas propias en lo tocante a Siria y en lo tocante a otras cuestiones.

En cuanto a la "dirección siria", es decir Bashar al Assad, Shoukry ha declarado en Nueva York que Arabia Saudí defiende un "cambio de liderazgo", mientras que "Egipto no ha adoptado esa idea".

Es preciso que Egipto desempeñe un papel más activo en las distintas crisis regionales, aunque es evidente que el presidente Sisi está mostrando numerosos signos de debilidad, lo que redunda en perjuicio de toda la región.

Además, el ministro Shoukry ha declarado que la "nueva Siria debe reunir los deseos de todos", lo que también incluye al gobierno de Assad, y lógicamente Riad ha tenido que tragarse esas palabras sin mucha fruición.

No solo eso, sino que además Shoukry ha manifestado que el futuro de Bashar al Assad "es una cuestión siria" en la que Egipto no se mete, ni tampoco especula con lo que ocurriría si Assad no fuera presidente puesto que eso es una "pérdida de tiempo".

Por último, y para mayor dolor de Riad, Shoukry ha criticado a los "rebeldes moderados" que apoya Arabia Saudí diciendo que en realidad no se ha establecido una distinción entre la oposición siria y los terroristas, que los dos grupos se han fundido y que eso ha llevado la situación en Siria a un "círculo vicioso".

La nueva posición de Egipto dentro de ese conflicto está mucho más cerca de Rusia que de Arabia Saudí.