Balagán

Malestar en Israel

El sábado por la noche volvieron a salir a la calle millares de israelíes para protestar contra Benjamín Netanyahu.

Las protestas se celebran desde hace meses, generalmente frente a la residencia del primer ministro en Jerusalén, pero también en otras localidades, es especial Tel Aviv.

Las de este sábado fueron diferentes puesto que a causa de la pandemia se prohibió que los manifestantes se alejaran más de un kilómetro de sus residencias.

Esto condujo a que en lugar de unas pocas y grandes concentraciones, hubiera pequeñas concentraciones en cientos de lugares.

La policía intervino con rigor y practicó 39 detenciones. Además puso un gran número de multas a quienes se alejaron más de 1.000 metros de sus domicilios.

Por si esto fuera poco, matones de la derecha atacaron a algunos manifestantes. Varios de ellos tuvieron que ser atendidos en los hospitales.

Recordemos que el jueves por la noche, en el transcurso de otra protesta, un joven lanzó su coche contra los manifestantes, un incidente que afortunadamente terminó sin heridos pero que podía haber acabado en tragedia.

La polarización de la sociedad israelí está alcanzando un punto cercano a la ebullición que puede conducir a un desastre.

Políticos y analistas han advertido que se aproxima a una guerra civil. Puede parecer una opinión exagerada, pero es una opinión cada día más extendida.

Muchos críticos dicen que si Netanyahu se apartara del poder, como piden los manifestantes, la situación se calmaría.

Sin embargo, creo que la división va más lejos. Ciertamente, la figura de Netanyahu es tóxica, pero también es cierto que la polarización de la sociedad va más allá de Netanyahu.

Es una polarización que no solo se da en Israel. Estamos viéndola en otros muchos lugares de Occidente, desde Estados Unidos a España pasando por el Reino Unido, una polarización cada día más arraigada que no augura nada bueno para nadie.

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