Monstruos Perfectos

Fantasía versus realidad: Anita O.

De vuelta a Barcelona en AVE, leo entre cabezadas y repentinos golpes de calor, una apasionante historia del asesinato en serie –Serial Killers, de Peter Vronsky– donde confirmo que el crimen, el sicokilerío fino, funciona como el sexo, como las ganas de un bolso nuevo avistado en un anuncio a toda página en el Vogue Uomo o las grandes ideas para una novela que creemos contener en nuestra inestable cabeza borradora.

"Fantasear con el asesinato es lo único que les proporciona placer y diversión. Una vez que cruzan la línea y realizan su fantasía descubren que el crimen real no es tan satisfactorio como el imaginario, entran en una profunda depresión desesperada, de la cual surgen fantasías homicidas cada vez más intensas, lo que les lleva a matar de nuevo, en un intento de descubrir en la realidad la misma satisfacción que obtienen de sus fantasías."

Un sádico desollado lento con instrumental quirúrgico y sin anestesia, un trío acrobático con doble penetración, un Vuitton damero blanco o la crónica oscura de una madrugada atrapado en una sauna, son cosas que funcionan mucho mejor en la cápsula al vacío del pensamiento que expuestos a la rancia atmósfera de la realidad. Es así. Qué le vamos a hacer. Afortunadamente, también hay casos en que la realidad supera satisfactoriamente a la ficción. Uno de ellos es el del amor. El otro, el de cualquier reportaje veraniego de Anita O. en bikini.

Ana Obregón ha decidido sumarse a la moda célebre española de este veraneo y acaba de llegar a la superpoblada Ibiza, donde repite los mismos bikinis (diminutos, metalizados, o en verdes minúsculas pedrerías) y acompañante con los que la viéramos hace algunas semanas en las playas y piscinas de Miami. Las imágenes de Anita O. en dos piezas jamás defraudan, siempre superan la expectativa y todas nuestras fantasías acumuladas de aquellos veranos que inauguramos con sus posados en escorzo, retozona a la orilla del mar. Este año –a falta de Darek, cuya visión provoca deseos wagnerianos de invadir Polonia– Anita ha aparecido en la isla con un joven ingeniero de telecomunicaciones llamado Mario, que afirma ser amiguísimo de los hermanos Iglesias (Julio José y Enrique) y que a la bióloga más famosa de España le recuerda muchísimo a Miguel Bosé cuando las revistas contaban que ambos eran novios, en aquellos no tan buenos viejos tiempos en los cuales la ficción se hacía mucho más tediosa para que la realidad aparente fuera vendible, respetable y apta para todos los públicos.

"Contemplar a un hombre asesinado en la arena del circo es casi como asesinarlo", escribió Atenágoras hace diecinueve siglos, y para Séneca, "Lanzar a un hombre a los leones es como desgarrarlo con tus propios dientes". Asistir al nuevo posado/robado de Anita O. es algo similar. Todos somos cómplices del horror. Pero es tan hipnótica la visión que no podemos evitar asistir a esa superación de nuestras fantasías más gore.

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