Cartas de los lectores

13 de febrero

¿Una lanza a la izquierda abertzale?
No quiero romper una lanza por la izquierda abertzale, de la que no tengo la seguridad de que sea ni izquierda ni abertzale, pero no por ello deja de indignarme la hipocresía con que se está tratando su pronunciamiento de rechazo a la violencia. Unos usan el papel de fumar para hacer un análisis semántico de lo comunicado más propio de lingüistas que de políticos. Otros piden en nombre de valores trascendentes lo que habitualmente no se da. Pero ¿cuándo el presidente del partido que quiere gobernar ha condenado la violencia de la dictadura que ha sufrido este país? ¿Por qué no se analizan las declaraciones de Mayor Oreja sobre el franquismo bajo el prisma de la Ley de Partidos y se actúa en consecuencia? Recibamos las buenas noticias tal como son, que se pongan en marcha los mecanismos que democráticamente sean capaces de analizar las actitudes y que sea la igualdad el origen y fundamento de la Justicia.
José Angel de la Fuente Lozano Madrid

La responsabilidad de la izquierda
Si gran parte de los parados en España proviene del sector de la construcción y si los bancos y cajas no dan créditos, cualquiera llegará a la conclusión de que la culpa es de la burbuja inmobiliaria, cuyo impulsor fue el PP de Aznar con la Ley del Suelo de 1998. Sin embargo, en la opinión pública predomina la tesis de que la culpa del paro (y de todo lo malo que nos pasa) la tiene el Gobierno, y que el PP ganará las próximas elecciones por goleada.
¿Y qué dice la izquierda a todo esto? Pues también convierte a Zapatero en el malo de la película y trata de absorber los votos de los descontentos con el PSOE, lo que facilita al PP el camino al Gobierno. Para impedir que gane la derecha, este país necesita con urgencia un movimiento aglutinante de todas las fuerzas progresistas, abierto, horizontal, con verdadera democracia interna, sin cuotas de poder, en el que cada persona pese lo mismo, que explique a la ciudadanía lo que le pasa y que ofrezca soluciones basadas en un análisis riguroso de la realidad.
Jesús Marlasca Gutiérrez Alicante

La polución, también en el País Valencià
Que al Gobierno valenciano y a la conservadora alcaldesa de Valencia las políticas en materia de medio ambiente les importan poco no es secreto para nadie.
Los presupuestos destinados a estos menesteres por parte de la Administración valenciana son raquíticos, mientras que se degradan parajes, acuíferos y ciudades. De hecho, pocas ciudades están tan sucias como la capital del Turia. O qué decir de las famosas acequias del río para regar la huerta valenciana, que a día de hoy siguen siendo sumidero y cloaca de miles de vecinos y cuyas aguas van a parar a la Albufera o al mar sin depuración o tratamiento alguno. De igual manera, Valencia es famosa por ser la ciudad española con mayor consumo y gasto en alumbrado público, así como en contaminación lumínica.
En una cosa las administraciones valencianas han sido más que hábiles: la ocultación de datos con las medidoras de polución para que así nadie se dé cuenta y proteste. La cuestión es que, pese a estas trampas, dichas estaciones están registrando unos datos alarmantes, lo que conlleva a que la contaminación pueda afectar a la salud y al bienestar de miles y miles de valencianos.
Óscar Pardo de la Salud Valencia

Los ataques contra el Estado del bienestar
Los sindicatos han dado la estocada final al Estado del bienestar. El objetivo: reducir el número de pensiones a cobrar, evitar que se cobren en su totalidad y restar dignidad al derecho que tiene cualquier persona a una jubilación digna. España no tiene un gasto en pensiones que haga inviable el sistema (se calcula que tan sólo un 10 % del PIB se dedica a estas y, en el lejano 2040, se dedicará un 14 %). Las consecuencias del pacto: se fomenta el modelo de planes de pensiones privados, algo que harán los mismos bancos, cajas y aseguradoras que nos han conducido a esta situación actual.
El pasado 29 de septiembre hice huelga, pero no para dar oxígeno a grandes empresarios ni a políticas neoliberales.Esto es lo que han firmado CCOO y UGT, un pacto antiobrero y antisocial.
Raúl Toledo Mollet del Vallés (Barcelona)

La doctrina del ‘shock’ aplicada a la actualidad
Naomi Klein, en La doctrina del shock, afirma que la estrategia neoliberal de Milton Friedman y sus seguidores consiste en esperar a que se produzca "una crisis de primer orden o estado de shock, y luego vender al mejor postor los pedazos de la red estatal a los agentes privados". Recoge más adelante la observación de Frieman de que "sólo una crisis –real o percibida– da lugar a un cambio social verdadero". El papel que atribuye a sus correligionarios es sembrar ideas, sus ideas, para que, cuando estalle la crisis, lo que se estimaba como políticamente imposible se vuelva políticamente
inevitable. Se podría concluir que, en la actualidad, a diferencia de situaciones anteriores, el complemento adicional a esas "ideas que flotan en los ambientes" son los mercados, convertidos en el brazo armado, la task force, de esa alternativa política inevitable que los gobiernos por doquier están poniendo en práctica.
José Cienfuegos González Madrid

Ha llegado el momento de los afiliados
Los sindicatos son imprescindibles, pero no deben estar para que los secretarios generales, a espaldas de los afiliados y de los trabajadores en general, acepten recortes de los derechos sociales y laborales que costaron años de lucha y sacrificio conseguir. Llegó el momento de que los afiliados de CCOO y UGT tomemos el control de estas organizaciones para que realicen su verdadera función: defender los derechos de los trabajadores, y no para regalar derechos que son patrimonio del la clase trabajadora a banqueros y multinacionales.
Matías IG. Martínez Armero San Martín De La Vega (Madrid)

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