Cartas de los lectores

13 de abril

Fragilidad humana
Nadie, con un mínimo de sensibilidad, puede quedar indiferente al contemplar el dolor en un hospital, la ancianidad en una residencia o la tristeza en un funeral. Cuando nos aproximamos al sufrimiento y a la pena de nuestros semejantes, cuando sentimos de cerca la fragilidad humana, sentimientos de piedad, solidaridad y misericordia se entremezclan y nos conmueven. Y, en momentos así, seguramente sea cuando los mejores sentimientos de humanidad brotan de nuestro interior haciéndonos sentir más cercanos a nuestro prójimo.
Tomar contacto con realidades como el dolor, la enfermedad, la decrepitud o la muerte significa recibir lecciones magistrales de humildad; significa aprender a valorar y relativizar muchos de nuestros empeños y ambiciones en nuestras vidas; significa aprender a valorar lo bueno que tenemos y no disfrutamos; significa darnos cuenta de lo efímero de nuestra existencia; significa, en fin, tomar conciencia de lo que realmente somos: unos pobres seres vulnerables, temerosos y perplejos ante esta ilusión maravillosa y extraña que es la vida.
Pedro Serrano Martínez

Valladolid

Rebelde con causa
Me confieso; soy un ciudadano al que no le preocupa que se hayan dejado de construir un millón de casas al año. Me preocupa que se hagan trasvases de agua a Murcia para regar campos de golf en el desierto de un tipo que, sonriente vendedor de casas en televisión, está imputado en un caso de corrupción urbanística.
Tampoco me preocupa que se dejen de vender muebles por la caída de ventas inmobiliarias que se han forrado y surgido como champiñones en estos años (algunas ahora cierran sus puertas).
Me preocupa que determinados políticos hablen de conciliación laboral y personal mientras dan luz verde a la apertura de comercios durante las 24 horas para safisfacer "las necesidades de los consumidores". Ja. Es triste ver que la Gran Vía de Madrid se ha convertido en la calle que puede haber en cualquier ciudad; un catálogo de franquicias clónicas. La solera del centro histórico ha sido sustituida por el soporífero aburrimiento de retinas fotocopiadas.
Me preocupa, en definitiva, que los políticos consideren a este país un lugar donde los motores económicos sean los trabajadores de baja cualificación; hacer casas y poner cañas genera una prosperidad efímera.
Una educación de calidad y profesionales preparados nos convertirá, si la codicia política no lo impide, en un país con un futuro continuo. Dejen de preocuparnos por lo equivocado. A trabajar.
Ignacio Caballero Botica

Madrid

Necesitamos una explicación
Los trabajadores de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid hemos esperado 10 meses a que el nuevo consejero por fin decidiera cuál iba a ser la organización de dicha consejería. Por fin, el 9 de abril se ha publicado la nueva estructura. Y ¡oh, sorpresa! La anterior (que creó Lamela) debía de ser malísima, porque no han quedado de ella ni los ladrillos. Recordemos que tan sólo el cambio de nombre de un organismo le cuesta al ciudadano miles de euros: entiéndanlo, hay que cambiar el membrete en folios, sobres, carteles... todos los logos de las nuevas identificaciones.
Pues imagínense ahora que además hay que reasignar a miles de trabajadores, edificios y casi empezar de cero. Además con el agravante de que esta vez han suprimido la salud pública: sí, esa que se dedica a prevenir enfermedades, controlar la calidad de agua, intervenir en los brotes epidémicos, retirar lotes de alimentos que no deben estar en el mercado. Esa a la que este año el mismo gobierno que ahora acaba con ella le había dedicado más de 60 millones de euros. ¿Dónde va a ir ahora tanto dinero? ¿A qué se debe ese cambio de opinión?
Por todos estos motivos creo que las madrileñas y los madrileños merecemos una explicación bastante más seria que esa de "se trata de una simple reorganización administrativa".
Esther Rodríguez Moreno

Madrid

¡Que lo pague el Barça!
El próximo 23 de abril se disputará el partido de semifinales de la Liga de Campeones entre el Barcelona y el Manchester United. Para controlar a los aficionados del Manchester, previsiblemente éstos serán concentrados en el recinto ferial de Montjuïc, como ocurrió con los seguidores del Celtic Glasgow, medida que se adoptó tras los lamentables incidentes causados en Barcelona por los hooligans del Glasgow Rangers.
El coste para las arcas del Ayuntamiento de Barcelona de la visita de los seguidores del Celtic ascendió a 76.500 euros, tras gastar inicialmente 88.000 euros, concretamente 65.000 en el propio evento y otros 23.000 en la instalación de pantallas gigantes, de los que sólo se recuperaron 11.500 por la venta de paella y cervezas.
En vez de ser el Fútbol Club Barcelona quien pagó elevado coste de las atenciones prestadas a los seguidores del Celtic, el dinero salió del bolsillo de todos los barceloneses. Es como si alguien organizase una fiesta en su piso y, a pesar de no haberlos invitado, se la hiciese pagar al resto de los vecinos de la escalera.
Sin duda, los cerca de 5.000 aficionados del Celtic que viajaron sin entrada encontraron una agradable acogida al ser ubicados en una zona donde se les ofreció una amplia variedad de entretenimientos como futbolines, billares, pantallas gigantes para ver el partido, etc. Además pudieron comer y beber toda la paella y toda la cerveza que quisieron, que era lo único que pagaban, concretamente, 12 euros el plato y 4 la cerveza.
Queda claro que el problema que se vivió con la visita de miles de hooligans del Glasgow no puede ni debe repetirse. Pero todo este dispositivo, tanto en su concepción, planificación y organización, debería ser pagado en su totalidad por el Fútbol Club Barcelona y no por los barceloneses. Así pues, ¡que lo pague el Barça!
Pablo Martín Tharrats

Barcelona

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