Cartas de los lectores

03 de enero

Pagando bajo la ducha
La encomiástica labor llevada a cabo por la SGAE y las compañías discográficas, más preocupadas (qué duda cabe) por los derechos de artistas y creativos que por sus plusvalías, podría beneficiarse de algunos aspectos no suficientemente ponderados.
Me refiero a las citas de hombres y pensadores cuyo ingenio y esfuerzo han contribuido al acervo cultural
imperante y que se prodigan en tantas y tantas conversaciones, sin apoquinar por uso indebido de las mismas.
Otro aspecto estimado exiguamente es la interpretación de canciones por fontaneros, albañiles, pintores, etc., que, sin ningún pudor, entonan los éxitos de ahora y de siempre de forma gratuita e insolidaria. O las misas dominicales con sus piadosas lecturas
y sus salmodias.
Por último, pero no menos importante, estaría el asunto de cantar bajo la ducha ¿Es justo que nuestros higiénicos cánticos mañaneros queden exentos de impuestos? Al ser difícil evaluar los gorgoritos entonados en nuestro aseo personal, bien pudiera aplicarse un canon al jabón.
Juan Torrens / Pamplona

Año nuevo, tarifas nuevas
El año nuevo (o nueve) nos llega sin demasiadas sorpresas sobre la subida generalizada de los servicios básicos
–por encima del IPC– con la estimable aquiescencia del Gobierno, que tanto nos quiere y al que tanto debemos reconocer, una vez más, su estimable contribución en la lucha contra la crisis. Que no decaiga. Con todo, hay que agradecer que, de momento, el precio de la alcaparra encurtida en vinagre se mantenga estable. No me negarán que es
un consuelo.
Jordi S. Berenguer / Barcelona

Bush, el más nefasto
Este político por herencia no ha alcanzado un lugar en esa clase social por méritos propios –a mi entender–, sino porque parece que en política también se hereda el patrimonio familiar. George Bush ha terminado su mandato con la popularidad más baja de todos los presidentes norteamericanos en la historia del país.
De hecho, su política ha supuesto tal cantidad de problemas a nivel nacional e internacional que su sucesor va a tener mucho trabajo si quiere devolver el prestigio y la estabilidad social y económica al que siempre se nos ha presentado como "el país más poderoso del mundo", aunque hoy abunden las personas con problemas económicos, desempleadas, empresas en quiebra etc. Muchas de las compañías que hasta ayer mismo eran consideradas como grandes multinacinales solventes han estado al borde de la quiebra o bancarrota, debido a un sistema económico descontrolado en el que muchos buitres, han metido el pico y las garras hasta dejar a esta nación en los huesos.
Asimismo, también han conseguido dañar enormemente a las economías de todo el mundo que, arrastradas por esa debacle, necesitan

todavía años para reconducir la situación.
Antonio García Fuentes / Jaén

Bombas por campanas
Estrenamos año. El 2009 ha entrado en nuestras vidas con estruendo de bombas y misiles. Su banda sonora se escribe en Palestina. Pero también en Bilbao, donde el terror tomó forma de explosivo a las puertas del 2009 para callar con su ruido cualquier posibilidad de libertad de expresión. Esta melodía de violencia se reproduce a lo largo y ancho del planeta. Sus
notas nos amarran a la muerte, a la sinrazón de una especie que, año tras año, interpreta la misma maldita pieza a sabiendas de que se trata de una interminable marcha fúnebre.
Como músicos enajenados, incapaces de tocar nada nuevo o improvisar sobre la marcha, nos precipitamos al 2009 sustituyendo bombas por campanas. La locura nos impide escuchar otros rumores que solapan el fragor de las contiendas y que pretenden entonar sinfonías de paz y entendimiento entre los pueblos. Autista ante el sufrimiento ajeno, nuestra civilización avanza dejando a su paso un reguero de sangre
e injusticia.
En este mundo, donde la vida de muchos no vale nada, hemos celebrado la llegada del nuevo año con la esperanza de que se lleve los negros presagios del pasado. Pero la música de fondo que acompaña al 2009 nos enfrenta
a la cruda realidad, a la terrible certeza de que no parecemos capaces de aprender
nada de nada.
Ana Cuevas / Zaragoza

El año de la crisis
La crisis económica ha condicionado el devenir de la sociedad española en 2008 de forma definitiva. Durante el pasado año, ha tenido lugar una caída de todos los ratios
de producción que no tiene precedentes en la historia más reciente.
La gravedad inapelable de la situación económica tiene su demostración más dolorosa en el incremento del desempleo, hasta en un 33% en el último año, sin que hasta el momento se perciba que las medidas adoptadas por el Gobierno –que, recordémoslo, es quien tiene los principales instrumentos de política económica–, estén ofreciendo resultados palpables.
El Ejecutivo, no sólo ha escondido la cabeza como una avestruz, sino que ha intentado ocultar lo preocupante de la situación. En mi opinión, su comportamiento ha sido una sucesión de anuncios e iniciativas que, según los principales analistas, no permitirán salir de la crisis hasta pasado 2010 y que engrosarán un déficit público cuyas consecuencias en materia de gasto e inversiones se prolongarán durante muchos años. Desgraciadamente nos esperan, como mínimo, dos años de vacas flacas.
Domingo Martínez / Baños de Valdearados (Burgos)

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