Cartas de los lectores

22 de abril

El naufragio del sistema
Miedo, confusión, incertidumbre. Seguramente estos sean los sentimientos más generalizados de la población mundial en este nuevo tiempo. Un tiempo que, de forma brusca, nos ha despertado de ese sueño capitalista que nos había hecho creer en la desa-
parición de las clases sociales y en el bienestar general.
Todo parecía ir viento en popa, a toda vela. Navegábamos confiados en aguas aparentemente tranquilas y seguras, hasta que, un mal día, los piratas capitalistas decidieron abordarnos para quitarnos la cartera, el trabajo y las esperanzas. Ahora los mandatarios mundiales, ante el actual naufragio del sistema económico, intentan tomar el timón para salir de esta crisis que asola el mundo. Pero haríamos mal en confiar a los políticos las soluciones a los problemas económicos y sociales que nos inquietan. Los políticos de turno son marionetas en manos de los poderes económicos, y estos intentaran servirse de ellos para reconducir la nave capitalista por los mismos derroteros.
Debemos aceptar de una vez que el sistema actual no será capaz de satisfacer y dar seguridad a las sociedades humanas actuales y futuras. Debemos aceptar que nada cambiará hasta que los individuos, de forma pacífica, decidamos cambiar el mundo, con nuestro compromiso, implicación y renuncia. Los ciudadanos tenemos la responsabilidad de encontrar las soluciones a una nueva forma de convivencia más justa, solidaria y sostenible.
Pedro Serrano/Valladolid

La crisis,vista por un inexperto
Todos ven con gran complejidad la solución a esta crisis que nos azota, remitiéndonos a los grandes economistas para intentar superarla, pero aquí la vamos a tratar con la simplicidad de un inexperto aunque
buen observador del entorno.
Los pecados que observamos son: que la renta en el mundo está mal distribuida. La tendencia con el sistema que tenemos es seguir aumentando cada vez más las diferencias. Esto tiene una fácil solución: incrementar los impuestos a aquellos que obtienen rentas notoriamente exageradas, mediante la creación de nuevos tramos impositivos en la zona alta de la tabla de gravámenes, para así obtener dinero con el que poder realizar políticas sociales y conseguir mayor equidad entre los ciudadanos. Las retribuciones a los altos ejecutivos de las todopoderosas corporaciones mundiales quedarían así minorizadas, como hizo Obama.

El segundo pecado del sistema actual es la falta de puestos de trabajo para todos. Teniendo en cuenta que hay un exceso de consumismo por parte de ciertos sectores poblacionales –medio y alto–, propongo que se disminuya la jornada laboral para así repartir el trabajo entre todos los que estén capacitados para realizarlo, cobrando proporcionalmente según el tiempo trabajado.
El tercer pecado es la superpoblación humana de este mundo finito, por lo que, en vez de fomentar la natalidad, habría que empezar a disminuirla. Nadie en su sano juicio puede pensar que con más gente sobre la Tierra los problemas disminuyen.
Antonio Lago/Donas Gondomar Pontevedra)

La antieconomía del PP
Las propuestas económicas del PP no cambian nunca: recorte de gastos y disminución de impuestos. Venden su política como si pensaran en las familias y por eso les reducen los impuestos. Qué bien queda. Lo que no dicen es que con su política cada familia se ahorra calderilla, pero las empresas se ahorran montañas de dinero. Dicen también que no despilfarrarán en el gasto público, pero no dicen que no piensan gastar ni en Educación ni en Sanidad ni en políticas sociales. Hay que mirar la letra pequeña.
Luis Caramillo/Logroño (La Rioja)

Debate sobre qué es violencia de género
El debate en el seno del movimiento GLBT (gays, lesbianas, bisexuales y transexuales) sobre la necesidad de que la Ley Integral sobre Violencia de Género incluyera a las parejas compuestas por dos personas del mismo sexo viene de antiguo. En su momento, mi posición en las asociaciones en las que participaba era contraria, en línea con lo expresado en este periódico por Miguel Lorente Acosta, delegado del Gobierno para la Violencia de Género, ya que la violencia que persigue dicha ley es la basada en la desigualdad y, en cambio, se supone que las relaciones construidas entre dos personas del mismo sexo parten de la igualdad.
Pero hoy no lo aseguraría. Parece cada vez más claro que el género es un constructo social como se afirma desde la Teoría Queer. La forma de cómo asumen gays y lesbianas su homosexualidad es lo bastante desconocida como para impedir afirmaciones tajantes. Parece posible que personas homosexuales asuman uno y otro rol de género. Es decir, hombres homosexuales que se construyan como homosexuales con roles femeninos y masculinos y mujeres homosexuales que se construyan con roles femeninos y masculinos.
De ser así, no sería extraño que algunas parejas de personas del mismo sexo adopten en su convivencia actitudes de género similares a las de una pareja de personas de distinto sexo, objeto de la Ley Integral. La negativa a discutir esta posibilidad me sorprende. Posiblemente se perciba como un ataque a un proyecto legislativo necesario, pero también puede deberse a prejuicios de los movimientos GLBT. Lo importante, en mi opinión, es proteger a la parte más débil de una relación emocionalmente construida en la desigualdad de género, la ejerza quien la ejerza y la sufra quien la sufra.
José Pablo Morterero/Sevilla

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