29/09/200928/09/2009

Las medidas de Rajoy
El PP quería hacer un acto de demostración de fuerza en la localidad de Dos Hermanas, en Sevilla, y lo logró. La cuestión es que han llenado el velódromo de la ciudad, pero, de nuevo, Rajoy no anunció ninguna proposición ni medida para atajar los problemas de la crisis, sólo criticó. De hecho, que Montoro llamase "atajo de inútiles" a los miembros del Gobierno califica la propia oratoria del PP. Pensaba yo que Rajoy aprovecharía para aclarar los múltiples casos de corrupción que acechan a su partido, pero ¡qué va!
Óscar Pardo / Valencia

Corazonadas y certezas
Tú tienes una corazonada y yo una certeza; la certeza de que antes de ayer nos gastamos miles de euros en la corazonada de la Plaza de Cibeles. La certeza de que a nosotros nadie nos pregunta. La certeza de que los polideportivos ya no son públicos, sino de las empresas que los gestionan. La certeza de que nos subió el impuesto de vado y de que antes pagabamos la basura en el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) y ahora la pagamos aparte. La certeza de que tenemos los barrios periféricos plagados de parquímetros y de que los presupuestos para las ayudas a mayores están al mínimo. La certeza de que el PP madrileño gasta en publicidad una millonada en vez de darnos servicios. Así que gracias por tus corazonas, Gallardón, y por tus alardes de faraón; por tus anuncios, tus promesas y por contarnos que Madrid es la mejor ciudad y la más bonita –la más bonita obra civil del mundo– y que nosotros somos los mejores –contribuyentes, faltó añadir–.
Francisco Javier Castelao / Madrid

Felicidades, ‘Público’
Hace dos años Público iniciaba su andadura a lo largo y ancho del territorio español. Nacía así un rotativo que, por su sencillez y su frescura, se fue ganando a pulso y por derecho propio su puesto entre los grandes. Sus buenos artículos –que por breves son dos veces buenos– y sus noticias comprendidas sin necesidad de ser releídas han hecho que esta joven publicación se haya ido asentando sin prisa pero sin pausa al lado de los periódicos históricos. ¡Muchas felicidades!
María Sagrario Gómez / Madrid

Defensa del juez Garzón

Al imputar el Tribunal Supremo al juez Baltasar Garzón por investigar el franquismo, el Estado de derecho y la justicia han quedado en muy mal luar. Una inmensa mayoría de la judicatura todavía no ha asimilado ni la democracia ni la Transición y, en vez de investigar y penalizar a movimientos neonazis o a ultraderechistas como el sindicato fascista llamado Manos Limpias, arremeten contra un juez valiente que se ha creado enemigos entre los narcotraficantes y la banda asesina ETA por su aportación y entrega en la lucha contra esas dos lacras que existen en nuestra sociedad. Es increíble que se juzgue a un juez por querer dignificar la Ley de la Memoria Histórica. Me pregunto cómo puede estar prohibido honrar la memoria de tantos asesinados, cómo puede –todavía– el franquismo tener tanto poder en España y cómo –aún– el partido de la oposición no ha condenado dicho régimen.
Francisco Jiménez / Huelva

¿Subir el IVA?
El Gobierno sabe que estamos en crisis y sigue tomando medidas. Me parece que el Plan E
no ha servido para mucho. En mi calle trabajaron un mes antes del verano, cambiaron un poco las aceras y listo.
Por otra parte, sí que han conseguido subir las ventas de coches, eso lo reconozco, pero la medida definitiva y mejor, sin duda, ha sido ¡subir el IVA! Las empresas no venden porque los ciudadanos no compramos. Si suben el IVA, la gente comprará todavía menos. ¿No sería más fácil reducir el gasto? Quizá se pueda buscar alguna partida presupuestaria en la que ahorrar. Aunque la gente gane menos, ¡hala!, a subir el IVA.
José Mª Saldaña / Zaragoza

El fariseo máximo
Ahora o cuando gobernó el PP, ¿recuerda alguien que Rajoy llamara a manifestarse por los muchos millones de niños que mueren cada año de hambre y de miseria en nuestro mundo? Porque, ahora, ha llamado a lanzarse a la calle "en favor de la vida". ¿Cabe mayor hipocresía? Sí: después de llamar a sus simpatizantes para que acudan al acto, añadió que él no iría "para no politizarlo", pero con ello ha terminado consolidándose como el máximo fariseo, por lo menos, a escala civil española.
Verónica Castro Mulder / Madrid