Cartas de los lectores

30 de enero

Consultas populares
Uno de los déficits que sufrimos en nuestra democracia es la incapacidad o la falta de costumbre de realizar consultas a la ciudadanía que no sean electorales. No tenemos la suficiente madurez democrática para dejar que los ciudadanos se pronuncien mediante el voto más allá de las elecciones municipales, autonómicas, nacionales y europeas, dejando así todas las decisiones en manos de los políticos.
Llegados a este punto, no estaría de más que los ciudadanos pudieran participar mediante referendos. Durante estos días se ha abierto el debate al respecto de la cadena perpetua y el cumplimiento íntegro de las penas, pero existen muchos más: el derecho a la eutanasia, el peso de la Iglesia, la monarquía, la autodeterminación, etcétera. Una sociedad democrática no debe tener miedo a realizar los trámites necesarios para abrir el debate y, si fuese necesario, realizar las consultas populares oportunas, permitiendo la participación ciudadana. De esta manera, los políticos se acostumbrarían a consultar a los ciudadanos más allá de cubrir los cargos públicos que ostentan.
Vicente Sepulcre / Valencia

No es libertad todo lo que parece y menos en un país de príncipes como este
Respecto a la polémica por las diferencias en relación a los cementerios nucleares, dice el ministro de Industria que es muy difícil de justificar que lo que quieren los ciudadanos de un pueblo se lo niegue su comunidad autónoma.
Dichas declaraciones evidencian las deficiencias de nuestro mapa autonómico, la falta de independencia de sus ejecutivos y, lo que es más importante, el sesgo democrático del ministro, que no da ningún valor a las opiniones de los ciudadanos representados legítimamente por sus presidentes de comunidades.
¿Cómo le llamamos a esta falta de respeto democrático? Ojalá hubiésemos construido un Estado federal y nos hubiésemos ahorrado estos debates estériles, pero para ello tendríamos que haber votado la Constitución en libertad, y en el año 1978 no la teníamos. Aún hoy, en ocasiones, dudamos de que la tengamos, porque no es libertad todo lo que parece, y menos en un país de príncipes y hadas como este.
Pedro José Narváez Benítez y Juan Manuel Canle Durán / Cádiz

Sobre energía, ecología e incongruencias de ciudadanos y políticos
La Real Sociedad de Astronomía británica cree que, con la tecnología avanzada de que se dispone, en una década se podría tener una idea clara de si hay vida extraterrestre. Esta es, sin duda, una noticia fascinante, pero a la vez preocupante, por no saber si esa posible vida existente en otros planetas será inteligente o, por el contrario, tan incongruente como la que existe en la Tierra.
Una muestra clara de incongruencia de los seres que habitamos este planeta es la polémica generada a raíz de las candidaturas de diferentes municipios para instalar un cementerio de residuos radiactivos.
Son incongruentes, por ejemplo, aquellos políticos que, siendo apasionados defensores de la energía nuclear, ahora –temerosos de perder la confianza de sus votantes–, rechazan frontalmente la instalación de un cementerio de residuos en los territorios que gobiernan o piensan gobernar.
Y también somos incongruentes el resto de ciudadanos cuando no estamos dispuestos a renunciar a un kilovatio de energía y luego nos ponemos escrupulosos a la hora de asumir el precio a pagar por nuestro desarrollo, confort y bienestar.
Pedro Serrano Martínez / Valladolid

Los ciudadanos de Europa occidental necesitamos otra Unión Soviética
Mientras existió la Unión Soviética, quienes más salieron ganando fueron los trabajadores de Europa occidental, al menos en bienestar material y en posibilidades de consumo, ya se sabe, por aquello del miedo a que ocurriera lo peor, es decir, el descontento y, en último caso, la revolución.
Pero desde que cayó la Unión Soviética resulta que los asalariados de la Europa del Este han mejorado muy poco y muchos han perdido –la prensa publicaba a finales del año pasado una encuesta de resultado agridulce para los defensores del capitalismo–; pero ahora resulta que quienes más están perdiendo son los trabajadores de Europa occidental.
De repente, sin competencia ideológica más allá del muro, sin el peligro de otro sistema que asuste a los que más se enriquecen, nos están cambiando el chip a todos y, por mucho que movamos las cartas, siempre pintan bastos: que hay que trabajar más horas y más años; que hay que reducir vacaciones; que las pensiones no llegan, que hay que privatizarlas; que hay que echar una mano a los bancos; que para ser titulados superiores capacitados –competitivos, según nos venden ahora– hay que pagar un máster millonario en centros de prestigio donde antes bastaba con un doctorado en una universidad pública (palabra a extinguir); que la Seguridad Social es muy cara, y que hay que ir por libre, y que en la enseñanza es más importante la libertad de elegir centro que la adquisición de conocimientos, como si las matemáticas, la gramática, la física o la biología sentaran sus postulados, sus bases científicas, dependiendo de los centros en que se imparten y no de su propio contenido.
No sé, pero yo tengo la impresión de que es urgente otra Unión Soviética.

Pelayo Molinero Gete / Coslada (Madrid)

Cargan contra los inmigrantes con la excusa de la crisis económica
Ahora que lentamente se van apagando los ecos de la polémica generada alrededor de la intención del Ayuntamiento de Vic de negar el empadronamiento a los inmigrantes sin papeles, convendría reflexionar sobre una de las consecuencias de dicha polémica.
¿Se han fijado con qué velocidad hemos pasado de hablar de la escasa ética profesional del señor Díaz Ferrán y de los escandalosos sueldos de nuestros banqueros a oír a la derecha más dura gritando que los inmigrantes son los culpables de la escasez de recursos públicos y de lo dura que está siendo la crisis económica para muchos trabajadores?
Hasta el momento, había un consenso común alrededor de la idea de que esta crisis venía de muy arriba, de la codicia de los grandes centros financieros.
Sin embargo, hemos visto cómo la derecha económica y política del país ha aprovechado el debate para señalar a los inmigrantes como los auténticos culpables de las penurias económicas de la población.
Frente a esto, ¿dónde estaban las voces de los sindicatos y partidos políticos afirmando sin complejos algo tan obvio como que tanto trabajadores autóctonos como inmigrantes son víctimas de una crisis económica que les ha caído encima sin merecerlo?
Aitor Hernández-Carr / Barcelona

Críticas de una estudiante al Plan Bolonia: caos en las aulas
Mi intención con esta carta es sencilla: denunciar la situación en la que nos encontramos los alumnos del Máster en Formación del Profesorado de la Universidad Complutense de Madrid. El polémico Plan Bolonia exigía terminar con el CAP (Curso de Adaptación del Profesorado) y elaborar un nuevo curso con categoría de máster para formar a los profesores de Secundaria. Pues bien, no sé si han sido las prisas o la presión del Ministerio de Educación, pero el máster está resultando ser una verdadera pesadilla para los alumnos. Todos los días nos llevamos nuevas desilusiones, como un constante goteo que, tarde o temprano, acabará llenando el vaso.
La asignación de plazas para realizar las prácticas en los institutos fue lo más parecido a una tómbola. Algunos (entre los que me incluyo) no sabíamos a qué instituto teníamos que ir a sólo un día de empezar la primera semana de prácticas.
A un mes de terminar las clases, no sabemos quién va a ser nuestro tutor para guiarnos en el proyecto final. La descoordinación entre los profesores es brutal. Y todavía hay mucho más, ya que esto es sólo la punta del iceberg.
El problema es que aquí todos los organismos responsables le echan la culpa al de arriba, lavándose así las manos, después de haber pagado cada alumno 1.500 euros.
Esto, más que un máster, parece el guión de un capítulo de los Soprano.
Olga Aguado Caso / Madrid

Un partido benéfico en beneficio de las víctimas de Haití
En estos momentos, creo que no hay mejor forma de ayudar a las víctimas del terremoto de Haití que organizar eventos benéficos, en concreto, un partido Real Madrid-Barça. Varios grupos en Facebook y Tuenti han tomado ya esta iniciativa y pienso que hay que darla a conocer a los medios de comunicación.
Este partido supondría una gran ocasión para recaudar dinero, ya que, además de ser un clásico, se celebraría por una buena causa en la que todos nos debemos comprometer, ya que, si ocurriera una catástrofe similar a la de Haití en España, querríamos que otros nos ayudaran.
Les ruego que se planteen esta iniciativa. Con muy poco de cada uno podemos ayudar mucho.
Paloma Trascasa Castro

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