Cartas de los lectores

3 de marzo

Garzón y la pasividad
El grave problema de España proviene de la fatídica sublevación de 1936, devenida en régimen criminal. Los vencidos fueron muertos o exiliados. Los que quedaron con vida dentro del país no tuvieron más alternativa que el exilio interior. Y las generaciones nacidas, crecidas y formadas durante los 40 años del horror recibieron la educación del régimen. Y esto es determinante.
Vaya uno a decir a esas generaciones que hay que revisar la historia reciente, que hay que juzgar al franquismo y que hay que invalidar el período de las tinieblas. Para muestra, la parábola siniestra de Garzón, llevado al banquillo por grupos fascistas por querer juzgar al franquismo. Hay reacciones, pero puntuales y aisladas. Si la española fuese una sociedad democrática en serio, habría un clamor colectivo imparable que frenaría esta patraña. En cambio, uno lee la prensa y se encuentra con un tratamiento tibio e hipócrita del tema.
Laureano López Lois / Buenos Aires (Argentina)

Al lado del magistrado de la Audiencia Nacional
Veo a Garzón en mi memoria en el salón de conferencias de Caja Granada. Era la década de los ochenta y ya entonces era un hombre protegido por razón de su trabajo. Después, lo he visto en los escenarios donde se yergue la justicia sobre narcotraficantes, terroristas, corruptos... Demasiados enemigos y encausados se la tienen jurada. Se les nota a muchos, en las dos orillas, que no le perdonan su protagonismo social.
Me quedo con los momentos que evocan la defensa de las libertades y la dignidad: Pinochet purgando una parte de sus crímenes, las víctimas del franquismo encontrando amparo y audiencia y los políticos mercenarios, y corruptos puestos a los pies de la justicia en el caso Gürtel. Esto último ha sido demasiado para el franquismo y sus herederos. Ahí están con todos sus medios tratando de ahogar la justicia y la verdad.
Los que nos sentimos agredidos por este proceso contra la libertad y la justicia debemos tomar la palabra en manifestaciones para hacerles saber que nuestra memoria es digna y que no la devastará su catarata de mentiras.
José Aguilar Espinosa / Granada

Un sueño de los trabajadores en plena crisis
Repasé la historia del liberalismo, del movimiento obrero y del Estado de derecho. Primero, conquistamos derechos laborales. Después, conseguimos derechos políticos. Pero no encontraba los derechos económicos por ningún sitio.
Me dormí y tuve un sueño. El G-20 se reunía por enésima vez para aprobar reformas en los mercados financieros. La Confederación Sindical Internacional (CSI) convocaba una huelga general en los países del
G-20. Todos los trabajadores salimos a la calle el mismo día en 20 países. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) asumió nuestras demandas. El G-20 nombró una delegación para negociar con los máximos representantes de la CSI. Aquel día cambió en algo la historia. Los trabajadores conseguimos unos derechos que el poder económico ni se había planteado que pudiéramos reclamar alguna vez. A partir de aquel día, en los países del G-20 se obligó por ley a que las sociedades anónimas cedieran una parte del capital social a sus trabajadores y estos estuvieran representados con voz y voto en los consejos de administración. Otros países no adscritos también asumieron la reforma.
Pero me desperté y comprobé que todo había sido un maldito sueño.

Francí Xavier Muñoz Sánchez / Madrid

Las manifestaciones contra el ‘pensionazo’ satisfacen a todos
Que las manifestaciones sindicales contra el pensionazo satisfagan a todos da que pensar. Al Gobierno le favorecen porque, de cara a quienes nos observan, trasmite la imagen de que está tomando medidas valientes para garantizar las pensiones futuras.
A los sindicatos les sirven para hacerse visibles, como ensayo para cuando tengan que reivindicar su papel en las reformas. Y a los dirigentes del PP les gustan porque piensan que todo lo que se haga contra el Gobierno es bueno para España y, sobre todo, para ellos.
Pedro Serrano Martínez / Valladolid

José María Aznar o el ‘dedonosaurius rex’
No creo que suscite demasiada perplejidad la reacción de Aznar ante los que le abuchearon por sus palabras. Los jóvenes que se atrevieron a lanzarle tales epítetos en la Universidad de Oviedo representan una proporción ínfima con respecto a todos aquellos que piensan igual.
Tanto levantar el dedo corazón como levantar el brazo con la mano extendida eran saludos romanos, pero, si el segundo posee un símbolo inequívoco, el primero es más poliédrico. Puede simbolizar cuestiones escatológicas y suele emplearse en ambientes macarras. En este caso, proviene de un ambiente pijo y conservador que sigue empeñado en que los ciudadanos tienen que ser súbditos y estar siempre a su servicio.
Aznar ejerce de pirómano, incendia o quema tanto que hasta se quema a sí mismo.
Manuel G. Burgos / Madrid

Sigo esperando la respuesta del ayuntamiento
Ya he puesto dos reclamaciones al Ayuntamiento de Barcelona, administración que no se ha dignado a contestarme.
El pasado 18 de diciembre, me quedé sin coche a causa de un incendio iniciado en un contenedor de papel (por un acto vandálico) en la calle Floridablanca. Mi seguro no cubría incendios, así que la aseguradora empezó los trámites para reclamar al ayuntamiento los daños ocasionados, puesto que este tiene un seguro de responsabilidad civil para estos casos.
Pues bien, resulta que, después de mes y medio, me dicen que el ayuntamiento pertenece a la misma aseguradora, que se encuentra ante un conflicto de intereses, por lo que para la tramitación de dicha reclamación debo designar un abogado. Mientras, no tengo dinero para comprar otro coche y cada día me levanto una hora antes para ir a trabajar.
Lucía Delgado

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