Cartas de los lectores

23 de marzo

Búsqueda de empleo
Ante una situación de desempleo, la opción más ventajosa es la de contar con alguna prestación de la Administración, porque esta permite tomarse la búsqueda de empleo con cierta tranquilidad en comparación con todos aquellos que no perciben ningún tipo de ayuda. Pero en ambas situaciones sucede un hecho que nos sitúa en una precariedad laboral inaceptable.
En una amplia mayoría, las ofertas de empleo carecen de toda dignidad laboral, sin contratos, sin alta en la Seguridad Social, sin pago de impuestos (exceptuando que el trabajador se haga autónomo), con salarios propios de la Edad Media, horarios de trabajo que para qué tratar la conciliación familiar y toda una serie de circunstancias que me hacen preguntarme si existe un control por parte de la Administración, sindicatos, patronal y demás agentes sociales, a los que invito a que intervengan en la búsqueda de una solución.
Vicente Sepulcre / Elche (Alicante)

La subida del IVA está al servicio de todos los ciudadanos
La movida que está originando el PP con el tema del IVA es impropia de un partido que aspira a gobernar. Actualmente, España –con un IVA normal del 16% y un 7% del reducido– se encuentra entre los miembros de la UE con un IVA más bajo. Por tanto, con la propuesta del Gobierno –del 18% y 8% respectivamente– no estaríamos mucho más arriba en este escalafón. Con respecto a su incidencia sobre el consumo, la subida del IVA supondría un incremento de precios del 1,72% en artículos normales y un 0,93% en los afectados por el IVA reducido, nada que a los sufridos consumidores nos pueda sorprender, habituados como estamos a las subidas a las que los empresarios nos tienen acostumbrados al vendernos sus productos, y por supuesto bastante menos justificadas (recuérdese la última subida del 22% en el transporte público de Madrid, por ejemplo). ¿A qué estamos jugando? ¿Qué pintan los empresarios manifestándose contra la subida? Por mi parte la asumiré con la mejor cara, porque estoy seguro de que la recaudación estará al servicio de todos.
Si hay algo que debemos pedir –e incluso exigir– al Gobierno, es que luche sin cuartel, sin piedad y sin tapujos contra la economía sumergida para que extermine de una vez esa lacra fiscal de las contabilidades B.
Eduardo Gonzalo Ugarte / Madrid

Después de la huelga de la enseñanza en Catalunya
Un 30% de nuestros jóvenes no acaba la enseñanza obligatoria, mientras que la media europea es del 10%. Debido a ello, el principal objetivo que ha fijado la UE para 2020 es reducir nuestro fracaso escolar a ese 10%. Para ello hay dos posibilidades: la primera es establecer vías diferenciadas a partir de los 14 años, para que todos los alumnos puedan encontrar una que se adapte a sus capacidades e intereses. La segunda posibilidad es establecer medidas de presión sobre el profesorado para que apruebe a más alumnos.

Si se analiza la Ley de Educación, se observa que ni hay vías diferenciadas que posibiliten el éxito escolar, ni controles externos con valor académico que promuevan el esfuerzo del alumnado. En cambio, sí hay medidas para que el profesorado apruebe más: considerar que el número de aprobados refleja la calidad del profesor; que el porcentaje de aprobados que decide el propio centro sirva para evaluar la gestión del director; que este pueda elegir al profesorado que desee también en los centros públicos; y que pueda poner sanciones al profesorado que, según él, no hace bien su trabajo. Para recuperar el diálogo es imprescindible que los decretos no se hagan considerando que el culpable del fracaso escolar es el profesorado. También es necesario que los grandes sindicatos incluyan entre sus reivindicaciones las evaluaciones externas con valor académico. Si no lo hacen, la situación empeorará, porque, al forzarse un falso éxito escolar, el alumnado todavía tendrá menos necesidad de estudiar.
Antonio Jimeno / Presidente del Sindicato AMES (Acción para la Mejora de la Enseñanza Secundaria) / Barcelona

Por el fin de los contaminantes mentales
Son numerosas las revistas, páginas web o programas televisivos cuyo contenido se sustenta básica y principalmente de un nutriente: el banal o burdo chismorreo. Bucear en las profundidades del infortunio, en la ridiculización estética o en las disputas de personajes famosos o famosillos es una forma de entretenimiento que acapara buena parte del tiempo libre de un notable porcentaje de la población.
El riesgo de sufrir cierta atrofia intelectual como consecuencia de la exposición a semejantes contaminantes mentales no es una prioridad que esté incluida en la agenda de las autoridades, pero es necesario reflexionar en el hecho de que, mientras uno camina entretenido por la senda del despiste, no se estimula, plantea o piensa en la necesidad del cambio.
Alejandro Prieto / Gijón (Asturias)

Razones para creer en el ciudadano
Empezaré a creer en el ciudadano cuando, en lugar de sentirse orgulloso por tener a cuatro compatriotas entre los más ricos del mundo, se sienta feliz por ver que su país ofrece las mejores condiciones de vida posibles para todos y cada uno de sus ciudadanos; se sienta bien dispuesto a arrimar el hombro para ayudar a sus semejantes que carezcan de talento; y se sienta orgulloso de saberse parte de la solución y no parte del problema. Es muy triste que entreguemos todos los recursos mediáticos y todas nuestras ilusiones para encumbrar a un deportista que fija su residencia fiscal en Suiza.
La inmensa mayoría de las manifestaciones que se suceden en este país son bochornosas, cuando no profundamente hirientes. Y, desde mi punto de vista, en España hay más de nueve millones de presos políticos encerrados en la tenebrosa cárcel de la indigencia que se levanta en el solar de la indiferencia. ¿Todavía no se han dado cuenta de ello Amnistía Internacional y Human Rights Watch?
Mario López Sellés / Madrid

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