Ciudadanos

Financiación y metafísica

ANTONIO AVENDAÑO

La cuestión de la financiación autonómica se formulaba hasta no hace mucho con una sencilla pregunta: ¿cómo se reparte el dinero de TODOS entre las 17 autonomías? Hoy, las autonomías más prósperas han logrado modificar la pregunta, que ahora se formula así: ¿cómo se reparte MI dinero entre las autonomías menos prósperas y en qué se lo gastan? Las cosas se plantean ahora tan crudamente porque somos un país más rico y la riqueza es egoísta, pero es cierto que en los territorios más desarrollados aumenta el resentimiento cuando creen que los menos afortunados disfrutan de ocasionales avances que ellos no tienen: o sea, que a los escolares extremeños y andaluces se les salen los ordenadores por las orejas y aquí seguimos tirando de pizarra, ¿no?, y todo eso con MI dinero, ¿no?
El problema es difícil de resolver porque parece económico, pero es en realidad metafísico: ¿España es una o muchas? ¿La riqueza del país es de todos o lo es de cada uno? El Gobierno tendrá que huir de las trampas de la metafísica acotando los derechos básicos y asignándoles una financiación homologable en todos los territorios. Los derechos que garantizan la cohesión y favorecen la equidad, que se paguen con dinero de todos; los extras, que se los costee cada cual. Pero llegar a esas modestas conclusiones significaría que la política española al fin ha dejado atrás la metafísica y me temo -dicho sea en lenguaje poco metafísico- que no nos caerá esa breva.

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