Con negritas

Una relación entre socios muy poco edificante

Acciona está tensando tanto la cuerda en Endesa que milagro será si al final no acaba por romperse. JOSÉ MANUEL ENTRECANALES viene actuando últimamente con el mismo albedrío que si fuera el dueño absoluto de la eléctrica. Y eso trae de cabeza a sus socios de Enel, titulares de un 67% del capital y accionistas mayoritarios por tanto.

La última refriega entre españoles e italianos trae causa de la valoración de los activos renovables de Endesa que se integrarán en Acciona Energía. En el último consejo de administración, salió a relucir el asunto y la discusión fue tan desabrida que los representantes de Enel, incapaces de llevar el agua a su molino, decidieron marcharse antes de que concluyera.

Poco antes, Entrecanales había aprovechado una comparecencia pública para poner los puntos sobre las íes y dejarle claro al que no lo tuviera quién manda de verdad en Endesa. Le preguntaron si pensaba atender la petición del presidente de Enel, FULVIO CONTI, de obtener algún puesto más en el equipo de dirección. Entrecanales dijo que no, que los cargos de responsabilidad no pueden cubrirse en función de cuotas y que él, como presidente, se rodea de quien le viene en gana para gestionar la compañía.

Ese desaire se sumaba al que le hizo a los italianos a primero de mayo al reordenar la cúpula de Endesa si encomendarse ni a Dios ni al diablo, a pesar de que la participación de Acciona es de sólo el 25%. Entrecanales puso a hombres de su plena confianza al frente de los departamentos clave y rebajó el poder de buena parte de los que Enel había colocado.

Aprovechó para ello el breve periodo de interinidad derivado de las elecciones generales celebradas esta primavera en Italia. Cuando SILVIO BERLUSCONI regresó al poder y el nuevo Gobierno (que entre pitos y flautas controla el 30% de Enel) confirmó a Conti, éste quiso recuperar el terreno perdido, pero era ya demasiado tarde.

La disparatada pelea de gallos entre los dos grandes propietarios de Endesa, aparte de ser en sí misma lamentable, conlleva algunas graves consecuencias. Por ejemplo que, a día de hoy, casi nueve meses después de culminada la opa, la eléctrica sigua sin plan estratégico.

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