Con negritas

El nacimiento de un nuevo gigante

Fernando Conte tenía claro desde hace tiempo que Iberia no podía seguir volando sola mucho más. Con motivo de la junta de accionistas de 2005, el presidente de la compañía española de bandera se quejó del elevado número de operadores aéreos existentes en Europa. "Somos demasiadas empresas", dijo. El proceso de concentración recién iniciado entonces no admitía vuelta atrás, según él: "La fusión de Air France y KLM", advirtió, "ha marcado el camino".

Tres años después de pronunciar aquellas palabras, Conte ha podido anunciar que Iberia, por fin, ha encontrado marido. Se trata de British Airways, un viejo amigo que desde la privatización es oficialmente el socio industrial de la compañía. Un papel en el que nunca se ha empleado a fondo por temor quizás a que acabara volviéndosele en contra, dada la descarnada competencia que se libra en los cielos.

El empeoramiento de las condiciones de explotación del negocio ha obligado a Iberia y a British Airways finalmente a ponerse de acuerdo. Su nueva condición de tercer grupo aéreo del mundo le permitirá afrontar mejor la racionalización de costes exigida por la brutal escalada del precio de los combustibles. Juntos, siempre podrán imponer mejores condiciones a sus proveedores que por separado. Aunque seguirán funcionando de forma independiente, parece inevitable que también se produzcan algunos ajustes tendentes a aligerar las respectivas estructuras.

El matrimonio, por otra parte, permite sumar las ofertas comerciales de los dos contrayentes. Iberia domina el tráfico entre Europa y América Latina, mientras que British es el puente hacia Estados Unidos, Canadá y Asia.

Caja Madrid, principal accionista de Iberia, ha saludado con satisfacción el acuerdo, que sin duda beneficiará a Barajas. La entidad, que está controlada a su vez por el Gobierno regional, tenía un enorme interés por preservar al aeropuerto como gran centro de distribución de vuelos. Si Iberia hubiera caído en manos de otro gigante de la aviación, como Lufthansa, el mantenimiento de ese rango corría serio peligro.

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