Con negritas

Una fusión en tela de juicio

El desplome bursátil de BRITISH AIRWAYS, que vale hoy un 43% menos que hace tres meses, ha trastocado las bases sobre las que se pactó la fusión con IBERIA a finales de julio. La aerolínea española de bandera también ha caído, pero sólo un 4%, de modo que la capitalización de ambas corre ahora pareja. Como consecuencia de ello, la ecuación de canje barajada inicialmente (65-35 a favor de los británicos) ha perdido su vigencia y actualmente se ajustaría más a la realidad un 50-50.

Aparte de la mala situación general de los mercados, el factor determinante de la caída de British en bolsa ha sido el afloramiento de un considerable agujero en su fondo de pensiones, cuyas inversiones están mayoritariamente en renta variable. La compañía no tiene externalizado el fondo (cosa que Iberia hizo en 1970 para evitar este tipo de reveses) y está obligada, por tanto, a cubrir los desfases que se produzcan en él, con el consiguiente quebranto para su cuenta de resultados.

Paralelamente al cambio en el peso específico de cada uno de los dos protagonistas de la fusión, se han producido novedades significativas en el accionariado de British. INVESCO ya no es su socio principal, como lo fue durante los últimos cinco años, al haberse desprendido de un buen trozo de la participación que poseía. Por el contrario, Iberia ha ido haciendo acopio de títulos y supera ya de largo el 7%, lo que la coloca a tiro de piedra de STANDARD LIFE, que con su 8% ha tomado el relevo de Invesco.

Todas estas variaciones favorecen notablemente el papel de CAJA MADRID. En el supuesto de una ecuación de canje 50-50, su 22,9% en Iberia equivaldría casi al 11,5% de la sociedad resultante, muy por delante del 4% que ponderaría el paquete Standard Life en British. Sin embargo, la condición de accionista de referencia no le garantiza una influencia determinante en la gestión, si prevalece la costumbre que sobre el particular rige en buena parte del mundo empresarial anglosajón.

Como ejemplo, baste decir que al frente de British no están sus grandes inversores, que ni siquiera se sientan en el consejo de administración, sino ejecutivos profesionales. Caja Madrid no comparte este criterio e intentará llevar el agua a su molino en la mesa de negociación.

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