Con negritas

Un turbio asunto que la justicia debe aclarar

La decisión de la CNMV de poner en conocimiento de la Fiscalía la presunta manipulación bursátil de la que fue objeto este verano el Popular no ha cogido a nadie por sorpresa. Era un asunto demasiado turbio para que quedase en agua de borrajas, aunque demostrar que esa manipulación existió no resultará fácil, a pesar de que la acumulación de indicios es abrumadora.

La liebre saltó a mediados de junio, cuando el diario gratuito Negocios aireó que varios inversores mexicanos estaban interesados en comprar a buen precio un paquete significativo del Popular. La noticia fue confirmada enseguida por uno de los principales socios del banco, el promotor inmobiliario murciano TRINITARIO CASANOVA, que tenía bajo su control el 3,5% del capital.  

Casanova aseguró que, además de él, otros importantes accionistas estaban dispuestos a vender, cosa que se apresuraron a desmentir los aludidos: el potentado portugués AMÉRICO AMORÍN, el indio RAM BHAVNANI y NICOLÁS OSUNA. La dirección del Popular se limitó a tomar nota de las posiciones de unos y otros, y se mantuvo en un discreto segundo plano.

Poco después se supo que Casanova había comprado su 3,5% a crédito y que los títulos estaban pignorados. Como el banco iba cuesta abajo en bolsa por culpa del terremoto financiero que azotaba los mercados, existía el riesgo de que los acreedores ejecutaran las garantías. El calentón que sufrió el valor a raíz de lo publicado en Negocios y de las informaciones posteriores le proporcionó a Casanova el balón de oxígeno que imperiosamente necesitaba.

Por cierto que los editores del periódico y el promotor inmobiliario eran viejos conocidos, pues éste les vendió dos cabeceras (El Faro y Crónica del Noroeste) cuando decidió erradicarse de Murcia tras su sonado encontronazo con el presidente regional, RAMÓN LUIS VALCÁRCEL, que le impidió construir un complejo residencial y de ocio en la zona protegida llamada La Zarrichera.

Los inversores mexicanos nunca dieron la cara y Casanova, finalmente, perdió la mayoría de sus acciones a manos de los bancos. Pero la sospecha de que todo este incidente había sido una burda maniobra quedó flotando en el ambiente, aunque, una vez que la Fiscalía se ha hecho cargo de las investigaciones, serán los tribunales lo que digan la última palabra. 

De Casanova a Carabante

Trinitario Casanova consiguió salvar de la quema apenas el 0,6% de su participación en el Popular, que le traspasó en julio a Corporación Financiera Issos, la firma propiedad de JOSÉ RAMÓN CARABANTE que preside el ex ministro MIGUEL BOYER. Issos le compró a Casanova por 650 millones el Grupo Hispania, entre cuyos activos figuraban importantes inmuebles en Murcia y Alicante, así como las acciones del banco. Los terrenos de La Zarrichera todavía en poder del grupo se los quedó Casanova.

Litigios por La Zarrichera

Otra parte de esos terrenos los compró en su día la Kutxa de Gipuzkoa (ahora en proceso de fusión con la BBK), como parte del complejo que se iba a levantar allí. La caja de ahorros le reclama a Casanova una compensación por no haber cumplido su compromiso de construir lo acordado. El promotor, que iba a hacer  3.000 viviendas y un campo de golf, pretende a su vez que el gobierno regional le indemnice por daños y perjuicios derivados de la paralización del proyecto.

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