Con negritas

"Privada, independiente y española"

Pocas veces concita una operación empresarial tanta unanimidad política como la que se ha producido en torno a la eventual entrada de Gazprom en Repsol. Gobierno y oposición se han mostrado radicalmente en contra de que los rusos metan la cabeza en la petrolera aprovechando la disposición de Sacyr a vender el 20% que tiene en ella. Su opinión ha sido resumida, probablemente sin pretenderlo, por ANTONIO BRUFAU, quien dijo el jueves que, pase lo que pase con ese paquete, la compañía que preside debe seguir siendo "privada, independiente y española".

Los escrúpulos que despierta el carácter estatal de Gazprom no se compadecen con la postura que en su día mantuvieron unos y otros cuando lo que estaba en juego era el control de Endesa. El PP admitió que la mayoría de la eléctrica pasara a manos de Enel, cuyo principal accionista es el Estado italiano, con tal de que no cayera en la órbita de Gas Natural. Y el Gobierno también dio luz verde a la operación porque así podía alcanzar su objetivo de que MANUEL PIZARRO, un hombre estrechamente vinculado al ala neoliberal del PP, dejara la presidencia de Endesa.

En este caso, se consiguió guardar las apariencias gracias al concurso de Acciona, que se alió con Enel, bien que en condición de socio minoritario. El acuerdo entre ambos permitió que JOSÉ MANUEL ENTRECANALES cogiera el timón de Endesa, a pesar de que la participación de los italianos es sustancialmente mayor. Gracias a ello, se transmitió la impresión de que la eléctrica se mantenía en manos españolas, aunque en realidad Enel posee un 67% de su capital y Acciona solamente el 25%.

Si aquel episodio se cerró, todo apunta a que Gazprom no tendrá ni siquiera la oportunidad de abrir la puerta de Repsol, habida cuenta las airadas reacciones que su pretensión ha provocado. Cuando el viceprimer ministro ruso, ALEXANDER ZHUKOV, reconoció el miércoles en Madrid que a la primera gasista del mundo le interesaba la participación de Sacyr, no calculó las consecuencias que iban a tener sus palabras. En vista del cariz que habían tomado los acontecimiento, Gazprom salió ayer al quite y negó oficialmente que tenga intención de comprar ese paquete, porque el 20% de Repsol le parece "poco".

Sacyr gana

Pase lo que pase finalmente, a Sacyr le ha venido de perlas el revuelo levantado por Zhukov, que ha relanzado su cotización en bolsa. La de Repsol, sin embargo, apenas se ha inmutado, porque los inversores no acaban de creerse la entrada de Gazprom o porque no acaban de ver las ventajas que tendría para ellos. De ahí que la petrolera sigua muy por debajo del precio al que Sacyr compró su participación (14 euros por título frente a 26).

Una considerable prima
Para el grupo que preside LUIS DEL RIVERO, vender en esas condiciones le causaría una minusvalía superior a los 3.000 millones de euros, salvo que consiguiera arrancarle una considerable prima al comprador. Esa prima podría estar justificada en el caso de Gazprom por el hecho de que la compañía española tiene la llave de un mercado muy codiciado: el de América Latina. Repsol está presente en países como Argentina, Brasil, Bolivia y Ecuador.

Lukoil y su "hermano mayor"
Tras la visita de Zhukov a Madrid, se citó un nombre menos conocido en España entre los candidatos a comprar el 20% que Sacyr tienen en el capital de Repsol: el de Lukoil, otro gigante ruso, esta vez del sector petrolero. Lukoil mantiene intensas relaciones con Gazprom, hasta tal punto que su presidente, VAGIT ALEKPEROV, en algunas ocasiones suele referirse cariñosamente a la gasista como "nuestro hermano mayor".

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