Con negritas

Una ruptura cantada

Se está escribiendo el último capítulo del culebrón de Endesa, cuyo desenlace no parece que vaya a sorprender a nadie, pues se veía venir desde hace ya bastante tiempo. Concretamente desde que Acciona y Enel llegaron a un acuerdo en marzo de 2007 para comprar al alimón la eléctrica española, arruinando así toda posibilidad de que se la quedara en solitario EON.

Esta opción, alentada por MANUEL PIZARRO con apoyo de la derecha política y mediática, no era bien vista por el Gobierno, so pretexto de que conllevaba que Endesa quedara en manos extranjeras. Por eso, desde Moncloa se buscó una alternativa nacional, a la que se apuntó JOSÉ MANUEL ENTRECANALES, pese a las notables resistencias que opuso parte de su familia, que controla Acciona.

El grupo constructor y de servicios, sin embargo, no estaba en condiciones de sufragar por sí solo una operación que rondaba los 30.000 millones de euros. De ahí que finalmente pechara con un 67% del coste la italiana Enel, que anhelaba asentarse en España para ganar mercado en su pugna con otros gigantes energéticos europeos.

Aunque Acciona se quedó sólo con el 25%, Entrecanales obtuvo la presidencia de Endesa, lo que ayudó a crear la ficción de que ésta seguía siendo una empresa española. No fue el único trágala que Enel se vio obligado a soportar: también tuvo que garantizarle a Acciona la recompra de su paquete en tres años al precio inicial, fuese cual fuese la evolución de Endesa en la Bolsa.

Ese plazo, fechado en marzo de 2010, todavía está lejos, lo que da pábulo a la extendida sospecha de que la ruptura entre Acciona y Enel siempre ha dependido sólo de que fuesen capaces de encontrar el momento más oportuno. El tira y afloja que aparentemente mantienen ambos en Endesa desde hace un año sería, según los peor pensados, el detonante de una cuidada estrategia de salida.

Como quiera que sea, el caso es que Enel va a convertirse, por el mismo precio que hubiera tenido que pagar en 2007 en accionista dominante (y puede que único) de Endesa. Y Acciona no sólo liquidará la mayor parte de su deuda, sino que se embolsará alrededor de 1.700 millones de euros de plusvalías, aparte de reforzar considerablemente su posición en el prometedor segmento de las energías renovables.

Un alivio para Acciona

Acciona recibirá activos de esa naturaleza por importe de 3.000 millones de euros como parte de la contraprestación por su 25% de Endesa. Otros 8.000 millones los cobrará en metálico e irán a parar directamente a manos de sus acreedores, entre los que figuran el Santander, BBVA, BNP y Calyon. Al liberarse de la pesada carga que supuso la entrada en la eléctrica, el grupo de los Entrecanales se convertirá en uno de los menos endeudados de su sector.

Dos sorprendentes documentos

Para cargarse de argumentos que avalen la venta del 25% de Endesa, Acciona puso la semana pasada en circulación dos documentos que subrayaban la conveniencia de la operación. Uno era un informe del Santander y el otro una comunicación a la CNMV. El primero alertaba de la asfixia financiera que amenazaría al grupo en el caso de que no vendiera, y el segundo hacía depender de ello la viabilidad de su ambicioso plan de inversiones.

Lo que va del no al sí

Ese afán de última hora por justificar su rápida marcha de Endesa contrasta con el afectado desinterés del que Acciona había hecho gala, al menos en público, hasta ahora. Sus portavoces se han tirado meses negando por activa y por pasiva que el grupo tuviera la menor intención de vender. El tiempo, a la postre, ha dado la razón a quienes estaban seguros de lo contrario.

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