Con negritas

Nuevas expectativas para la gran caja vasca

Cuando a finales de noviembre se frustró la prevista fusión entre la BBK y la Kutxa de Gipuzcoa, hubo quien vaticinó que se había perdido una oportunidad de oro para crear la herramienta que el progreso económico de Euskadi demanda. Especialmente contrariado se mostró entonces JOSEBA EGUIBAR, uno de los muñidores de la operación junto con la vicelehendakari, IDOIA ZENARRUZABEITIA, identificados ambos con la vieja aspiración del PNV de darle forma a un gran banco vasco. Una aspiración más acuciante si cabe desde que el BBVA se españolizó tras la mezcla del antiguo Bilbao Vizcaya con Argentaria y el ascenso a la presidencia de FRANCISCO GONZÁLEZ,  bajo cuyo mandato se han terminado de desdibujar las señas originales de la entidad.

La fusión de la BBK y la Kutxa de Gipuzkoa no salió adelante porque la asamblea de esta última la echó para atrás gracias a los votos de los dos grandes partidos de la oposición y del sindicato ELA y a la abstención de los representantes de Ezker Batua, que desoyeron las instrucciones de su líder, JAVIER MADRAZO. Para PP y PSE fue una victoria importante, pues ambos recelaban de que un proceso de esta trascendencia lo pilotasen sus adversarios nacionalistas, sobre todo en vísperas de unas elecciones que podían darle la vuelta a la situación, como así ha ocurrido. ELA, por su parte, temía que la fusión reforzase a CCOO, mayoritaria en BBK y Kutxa de Gipuzcoa, y prefería sumar a Caja Vital, donde su posición es mejor.

Una fusión a tres también la han defendido los socialistas y en particular PATXI LÓPEZ, y consecuentemente no se puede descartar que esa posibilidad sea tanteada de nuevo si este consigue ponerse al frente del Gobierno vasco, cosa probable con la aritmética parlamentaria surgida el domingo de las urnas. La incorporación de Caja Vital, en cualquier caso, garantizaría que no se quedan al margen de la operación el PP y el PSE, que la controlan (su presidente es GREGORIO ROJO, hermano del presidente del Senado). Si los nacionalistas conservaran el poder, ya sin la holgura de antes, tendrían que negociar el futuro de las cajas, que era exactamente lo que querían evitar cuando en otoño, a la vista de unas encuestas electorales poco halagüeñas, concertaron de prisa y corriendo el fallido matrimonio de la BBK y la Kutxa de Gipuzcoa.

Indudables ventajas

A dos o a tres bandas, la fusión de las cajas vascas, aparte de alumbrar un nuevo gigante financiero y reunir la segunda mayor cartera industrial del sector, tendría indudables ventajas. Una de ellas es que permitiría plantar cara en mejores condiciones a otras instituciones, como la Caixa, que en los últimos años se ha expandido notablemente por Euskadi. También serviría para dar un balón de oxígeno a la Kutxa de Gipuzcoa, que tiene una alta concentración de riesgo en el sector inmobiliario.

Red, informática y sede

Las redes de oficinas de la BBK, la Kutxa de Gipuzcoa y Caja Vital, además, apenas se solapan, pues sólo coinciden en Madrid, la costa mediterránea y algo en el sur de Francia. En cambio, sus plataformas tecnológicas tendrían que unificarse, pues la Kutxa y Caja Vital comparten la de Ibermática, mientras que la BBK utiliza una propia, desarrollada por Informática de Euskadi. La ubicación de la sede central podría ser también objeto de controversia, aunque lo más probable es que estuviera en Bilbao.

La cúpula

En noviembre estaba pactado incluso el nombre de la entidad resultante (Caja de Ahorros de Euskadi) y el reparto de cargos: XABIER DE IRALA (BBK) sería el presidente y XABIER ITURBE (Kutxa de Gipuzcoa), el vicepresidente. De todas formas, el hombre con más papeletas para coger el timón de la entidad, una vez concluido el proceso, era IGNACIO SÁNCHEZ ASIAÍN. El nuevo mapa político de Euskadi, sin embargo, obligará a renegociarlo todo, si es que hay voluntad política de hacerlo.

Más Noticias