Con negritas

Las cajas de la Iglesia en tiempo de fusiones

Pese a las rotundas negativas con que han sido acogidas hasta ahora las noticias que hablaban de ello, no puede darse por definitivamente cerrada la posibilidad de que las tres cajas de ahorro vinculadas con la Iglesia católica decidan unir fuerzas y continuar juntas en el futuro su camino. Las tres han enarbolado la bandera de la independencia cada vez que se especulaba sobre una eventual fusión entre sí o con otras entidades de sus respectivas regiones, pero está por ver que el creciente deterioro de la economía les permita mantener durante mucho más tiempo esa postura.

Uno de los efectos de la recesión está siendo el aumento de la morosidad bancaria, que se encuentra en el nivel más alto de los últimos diez años y que se ha cebado especialmente con las cajas de ahorro como consecuencia de su elevada exposición al sector inmobiliario. Sin ir más lejos, Cajasur, controlada por el Arzobispado de Córdoba, duplicó entre 2007 y 2008 las provisiones para insolvencias, hasta  superar los 470 millones de euros a 31 de diciembre, con la consiguiente merma de sus resultados, que el pasado ejercicio se redujeron un 21% en términos de beneficio neto.

Precisamente es Cajasur la que con mayor ahínco se viene oponiendo al proceso de concentración impulsado en Andalucía por MANUEL CHAVES desde principios de la década y que de momento se ha traducido sólo en la unión de El Monte y Caja San Fernando, ambas de Sevilla, bajo la marca Cajasol. Los primeros choques fueron protagonizados por el cura MIGUEL CASTILLEJO, histórico presidente de Cajasur, temeroso de que la fusión difuminara su omnímodo poder en Córdoba, y MAGDALENA ÁLVAREZ, entonces consejera de Economía.

La salida del escenario de ambos personajes, él en 2002 para disfrutar de una generosa jubilación (210.000 euros anuales) y ella en 2004 para hacerse cargo de la cartera de Fomento en el primero Gobierno de JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ ZAPATERO, no enderezó las cosas. Hoy, Cajasur sigue dando la batalla por su cuenta mientras la Junta no acaba de encontrar las complicidades suficientes para desempantanar un proyecto que choca con muchos intereses políticos, territoriales y personales y que se ha complicado aún más a raíz de la recientemente acordada absorción de Caja Castilla-La Mancha por parte de la malagueña Unicaja. 

Cada una a lo suyo

Las dos restantes entidades de ahorro vinculadas a la Iglesia también han sido tentadas para fusionarse con otras de sus comunidades autónomas. A Cajacírculo le tendió la mano Caja de Burgos hace unas semanas, pero la rechazó tajantemente como antes había rechazado una propuesta de alcance regional del gobierno presidido por JUAN VICENTE HERRERA. Caja Inmaculada (CAI), de Aragón, tampoco quiso saber nada en su momento de un emparejamiento con su histórico competidor: Ibercaja.

Pocos inconvenientes

La hipotética fusión de las cajas de ahorro católicas tendría la ventaja de que no daría lugar a solapamientos, habida cuenta de que operan en zonas geográficas distintas, y eso evitaría consecuencias traumáticas desde el punto de vista laboral. Su especialización por segmentos de mercado es también diferente, pues una parte notable de los clientes de CAI son grandes empresas y Cajacírculo da servicio sobre todo a las pymes, lo que ayudaría a diluir los riesgos de Cajasur por la crisis del ladrillo.

El factor político

Aunque el matrimonio de conveniencia entre Unicaja y Caja Castilla-La Mancha ha roto el tabú de las fusiones interregionales, en su caso los gobiernos autónomos son del mismo signo, lo que no ocurre con Cajasur, CAI y Cajacírculo. Las dos primeras pertenecen a comunidades controladas por los socialistas y la tercera a una donde el PP cuenta con mayoría absoluta. Así las cosas, el entendimiento político no se presenta fácil, aunque los designios del Señor son inescrutables.

Más Noticias