Con negritas

El sector hotelero también tiene sus guerras

Dos conocidos grupos hoteleros andan a trompazos desde hace casi seis años y no hay signo alguno que permita predecir que pronto vayan a hacer las paces. Las hostilidades se desataron cuando Hesperia lanzó en 2003 una opa hostil sobre el 26,1% de NH con el propósito de convertirse en el primer accionista de esta cadena. La operación fue un fracaso, pues sólo el 4,58% del capital cambió de manos; pero los dueños de Hesperia no se arredraron, convencidos de que el tiempo acabaría por darles otra oportunidad. A mediados de 2006, con el apoyo financiero del Santander, alcanzaron el objetivo perseguido, aunque hoy por hoy su influencia en la gestión de NH es nula. Tienen enfrente al equipo directivo, que desconfía de sus intenciones y se niega a hacerles hueco en el consejo, situación que recuerda inevitablemente a la que protagonizan ACS e Iberdrola en el sector eléctrico.

Quien más empeño ha puesto siempre para meter la cabeza en NH ha sido el presidente de Hesperia, JOSÉ ANTONIO CASTRO, un empresario de origen gallego afincado en Barcelona, con importantes intereses en el negocio de la construcción. Su obstinación le ha costado serios enfrentamientos con algunos socios, entre ellos JAUME SAGUÉ y MELCHOR OLIVELLA, temerosos de que ese camino sólo pueda depararles disgustos. El coste medio del paquete de Hesperia en NH ronda los 13 euros, y ahora las acciones valen en Bolsa alrededor de dos. Además, para financiar la compra, hubo que contraer una deuda superior a los 200 millones, que desde la semana pasada ya no tiene como garantía los mismos títulos de NH, sino diversos inmuebles propiedad de Hesperia.

Este grupo cerró 2007 en número rojos por culpa de la provisión de 55 millones que se vio obligado a hacer para cubrir la depreciación de su inversión en NH. Las cosas se le han complicado como consecuencia de la decisión de su rival, pendiente de la preceptiva autorización de la junta general, de suprimir el dividendo correspondiente a 2008. Hesperia cobró por tal concepto 9,8 millones con cargo al ejercicio anterior.

Contactos fallidos

Antes del primer intento de abordaje, directivos de las dos cadenas sopesaron las posibilidades de un acuerdo. El consejero delegado de Hesperia, JAVIER ILLA, que trabajó 14 años para NH, jugó un papel muy activo en aquellas conversaciones, que se arruinaron por diferencias de valoración y de modelo de negocio. En NH tampoco gustaba que, por el volumen de su participación en Hesperia, Castro se convirtiera en el principal accionista individual de la sociedad resultante de una eventual fusión.

Un ciclo peor

El mayor detractor de un entendimiento con Hesperia es el presidente de NH, GABRIELE BURGIO, partidario de que cada uno compita por su cuenta. No obstante, las cosas han cambiado mucho por culpa de la recesión económica, cuyos efectos han cogido de lleno al sector hotelero. Aunque sus ingresos aumentaron un 1,8%, NH se vio obligada a desinvertir el año pasado en cuatro hoteles y tiene además un elemento de riesgo en la actual coyuntura: la inmobiliaria Sotogrande.

La paradoja de Habitat

NH no es la única fuente de disgustos para José Antonio Castro, pues figura entre los accionistas minoritarios que reclutó el presidente de Habitat, BRUNO FIGUERAS, cuando emprendió la compra de Ferrovial Inmobiliaria. Habitat, incapaz de digerir la operación en medio de la crisis, está hoy en suspensión de pagos, y Castro anda en pleitos con Figueras, a quien acusa de haberle hecho perder mucho dinero, lo mismo que le reprochan a él Sagué y Olivella.

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