Con negritas

Una operación que se paga en términos de empleo

Hace justamente un año, aparecieron los primeros síntomas de que algo no iba deL todo bien entre los nuevos socios de Endesa, que sólo cinco meses antes se habían hecho con el control de la compañía en condiciones poco usuales. El grupo italiano Enel tenía en su poder el 67%, pero la última palabra en todas las decisiones correspondía a Acciona, propietaria del 25%. Razones políticas desaconsejaban que Endesa fuese percibida por la opinión pública como una empresa extranjera, después de que RODRÍGUEZ ZAPATERO hubiera defendido a capa y espada la formación de grandes "campeones nacionales" de la energía para justificar el rechazo del Gobierno a la pretensión de la alemana EON de quedarse con la primera eléctrica española.

El forzado equilibrio que se estableció en Endesa dio muestras de su inviabilidad cuando Enel, a mediados de marzo de 2008, presentó en Londres el plan estratégico de su participada, sin atender al pequeño detalle de que aún no había recibido el visto bueno de Acciona. Aquello dio paso a un tira y afloja que acabó por envenenar las relaciones entre los dos socios y que, andando el tiempo, derivaría en una ruptura pactada muy beneficiosa para el grupo capitaneado por JOSÉ MANUEL ENTRECANALES. Pero el anuncio que hizo entonces por su cuenta y riesgo el consejero delegado de Enel no fue sólo el inicio de la cuenta atrás para el divorcio con Acciona: dio también la medida de la apuesta de los italianos en Endesa.

El pánico aún no se había apoderado de los mercados financieros, y FULVIO CONTI cifró las inversiones hasta 2013 en nada menos que 24.000 millones. Doce meses después, sin embargo, semejante esfuerzo es impensable, porque debería afrontarlo casi íntegramente Enel, que posee ya el 92% de Endesa, y porque su capacidad de endeudamiento está muy mermada. De ahí que los italianos hayan decidido darle un tijeretazo a sus proyectos en España, que han recortado en 11.000 millones de euros (exactamente el importe del paquete que les han comprado a Acciona), con el consiguiente perjuicio para la creación de riqueza y de empleo.

Ganan Acciona y Enel

El cambio de propiedad de Endesa, a la postre, ha tenido dos únicos beneficiarios. Acciona se ha embolsado en año y medio una plusvalía de 1.800 millones y, gracias a los activos renovables que recibirá como parte del pago por su 25%, va a escalar a la segunda posición entre los mayores productores de electricidad eólica, sólo por detrás de Iberdrola. Enel, por su parte, ha asentado firmemente los pies en España, uno de los mercados más apetecibles para los gigantes europeos de la energía.

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