Con negritas

Sánchez Galán juega sobre seguro

No es un recién llegado al mundo de los negocios, a pesar de que en el sector eléctrico sólo lleva seis años y medio: desde que IÑIGO ORIOL lo contrató allá por el mes de mayo de 2001 para que diera un nuevo impulso a Iberdrola. Por eso, porque conoce bien el percal, IGNACIO SÁNCHEZ GALÁN no ha permitido que los cantos de sirena nublen su entendimiento y, llegada la hora de fijar el precio definitivo de  salida a bolsa de Iberdrola Renovables, ha adoptado la decisión más prudente.

Cuando la compañía haga su aparición hoy en el parqué, las acciones costarán 5,3 euros, el límite inferior de la horquilla que figuraba en el folleto de la OPS y muy por debajo de los siete euros señalados a título orientativo la semana pasada, justo antes de que se conociera la cobertura del tramo puesto a disposición de los inversores internacionales.

Precisamente por las reticencias con que ese precio fue acogido en el extranjero (la demanda equivalió a 1,6 veces la oferta, menos de la mitad que en la parte reservada a los minoristas españoles), la rebaja era aconsejable, pues de otro modo el estreno de Iberdrola Renovables podía convertirse en un chasco. Sobre todo teniendo en cuenta la atonía general del mercado, donde la cotización de las últimas cinco empresas que debutaron  en él (Criteria, Codere, Fluidra, Renta 4 y Rovi) no consigue levantar cabeza.

Aunque pasar de siete a 5,3 euros mermará en unos 1.400 millones los ingresos que pensaba obtener de la operación, Sánchez Galán no quería beber del cáliz de una salida a bolsa triste y con poco recorrido, que sus enemigos probablemente habría acogido con regocijo.

En el sector hay quienes no le perdonan el feo papel que desempeñó como comparsa de Gas Natural en la abortada OPA sobre Endesa, que desencadenó un movimiento de solidaridad en torno a MANUEL PIZARRO sin precedentes entre las eléctricas. A FLORENTINO PÉREZ, que continúa postergado en Iberdrola pese a que controla una porción significativa del capital, tampoco le disgustaría que Sánchez Galán sufriera un revés que le bajara los humos.

Pero unos y otros tienen delante un hueso muy duro de roer. Los que se las prometían felices hace unos días al creer que la ambición lo había cegado, deberán admitir hoy que la pieza se les ha vuelto a escapar de entre las manos.

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