Con negritas

Una batalla ganada en la guerra británica de Ferrovial

La decisión del Gobierno británico de renunciar a un nuevo régimen para los aeropuertos, que le hubiera permitido incluso nacionalizarlos en caso de insolvencia, ha sido mano de santo para aliviar los dolores de cabeza que a RAFAEL DEL PINO le están causando de un tiempo a esta parte sus inversiones en el Reino Unido.

Ferrovial controla allí BAA, la mayor gestora aeroportuaria del mundo, con siete infraestructuras en el país, entre ellas Heathrow. Compró la sociedad en 2006 por 14.700 millones de euros, junto con la canadiense Caisse de Dépôt et Placement du Quebec y el fondo de inversión GIC, de Singapur.

Desde entonces, el peso de la empresa española en el sector es percibido con crecientes recelos, hasta el punto de que las autoridades de la competencia exigieron a BAA el pasado mes de marzo que se desprendiera de tres aeropuertos. Ferrovial, por si acaso, ya había puesto en almoneda Gatwick, por donde pasan cada año 35 millones de pasajeros.

Cuando se produjo la adquisición de BAA y pese a algunas presiones mediáticas, entre ellas la de Financial Times, esas mismas autoridades hicieron la vista gorda, sin duda porque había mucho dinero en juego y porque los aeropuertos necesitaban un remozamiento que sus nuevos propietarios extranjeros estaban decididos a proporcionarles.

La decisión de vender Gatwick en septiembre de 2008 fue un amargo trago para Ferrovial, que trece meses después aún no ha encontrado un comprador satisfactorio y que sigue dando la batalla jurídica para intentar que las cosas vuelvan a su cauce.

El anuncio del nuevo régimen aeroportuario no hizo más que añadir leña al fuego, porque la espada de Damocles de la nacionalización disminuía obviamente el valor de los activos de BAA y también las posibilidades reales de encontrar financiación en el mercado en unas condiciones razonables. De ahí el comprensible alivio con el que ha sido acogida en Ferrovial la marcha atrás del Gobierno británico.

Cuestión de precio
Aunque el director general de Ferrovial, IÑIGO MEIRÁS, dijo ayer que hay que darle tiempo al tiempo, el proceso de venta de Gatwick debería de coger velocidad una vez apartada esa  piedra del camino. Sin embargo, el precio, a día de hoy, continúa siendo un escollo importante. Ferrovial aspiraba inicialmente a que la operación se cerrara en torno a los 2.000 millones de libras (2.260 millones de euros), cifra que nadie parece en disposición de pagar.

Por debajo
De los tres candidatos conocidos, el que más se acerca (1.800 millones de euros) es el consorcio formado por sendas subsidiarias de General Electric y de Credit Suisse, que ya poseen el London City Airport. Hasta donde se sabe, los otros dos (el aeropuerto de Manchester, aliado con el fondo canadiense Borealis, y el aeropuerto de Vancouver, de la mano de Citigroup) siempre se han movido por debajo y todo apunta además a que su interés ha decaído bastante.

Un mal precedente
Se da la circunstancia de que el responsable de infraestructuras de Citigroup era hasta hace poco JUAN BÉJAR, un hombre que antes ocupaba el mismo cargo en Ferrovial y que conoce a fondo las entrañas de BAA, pues no en vano fue el artífice de su compra. Citigroup llegó a barajar la cantidad de 1.600 millones de euros para pujar por Gatwick, exactamente el mismo importe en que está valorado a efectos de fijación de las tasas aeroportuarias.

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