Con negritas

Esperanza Aguirre se la juega en Caja Madrid

Caja Madrid es la palanca que puede impulsar definitivamente la carrera política de ESPERANZA AGUIRRE y por eso está empecinada en poner al frente de la institución a una persona de su confianza. Sobre todo ahora que el liderazgo de MARIANO RAJOY ha vuelto a tambalearse como consecuencia directa del último terremoto que ha sacudido al PP con epicentro en Valencia.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, jaleada por el coro mediático de costumbre, lleva años acariciando el deseo de acaudillar a la derecha en su anhelada reconquista del poder. Pero para alcanzarlo necesita granjearse antes la voluntad de mucha gente, que sería más fácil de captar si Aguirre tuviera plena capacidad de maniobra en la cuarta entidad financiera de España. De ahí su obstinado empeño en no dar el brazo a torcer, a pesar de los obstáculos que ha encontrado en el camino desde que el año pasado emprendió, unas veces de tapadillo y otras a cara descubierta, el acoso y derribo de MIGUEL BLESA.

Para salirse con la suya, ni siquiera ha tenido empacho en cambiar las reglas del juego que rigen la elección del máximo responsable de Caja Madrid. Una reforma en la que, de paso, ha segado la hierba bajo los pies de su mayor rival, ALBERTO RUIZ- GALLARDÓN, que a efectos de este partido milita en el bando contrario.

El Ayuntamiento de Madrid ha recurrido a los tribunales y, de momento, ha conseguido que un juez de primera instancia paralice de forma cautelar el proceso. Sin embargo, los fieles peones de Aguirre, con la inestimable colaboración de los sindicatos y de los partidos de izquierda, han decidido saltarse esa resolución a la torera.

El resquicio

De todas formas, siempre tendrán la posibilidad de alegar que el auto judicial no dice explícitamente que las elecciones deban quedar en suspenso hasta que el recurso se sustancie. Aunque, en la práctica, sería la única manera de evitar posteriores perjuicios para el Ayuntamiento, que perdería una decisiva representación en la Asamblea de Caja Madrid si se va a las urnas con la nueva normativa.

Reparto controvertido
Esa representación deriva de la renuncia de la Corona a los 64 consejeros generales que le corresponden y que hasta ahora eran repartidos proporcionalmente entre el resto de las entidades con derecho a nombrar a los miembros de la Asamblea. Recientemente, Aguirre decidió barrer para casa y estableció por su cuenta y riesgo un reparto distinto que beneficia a la Comunidad de Madrid y en cambio perjudica al Ayuntamiento.

Una cuestión clave
El meollo del asunto radica en que los representantes que pierde Ruiz-Gallardón podrían ser decisivos a la hora de formar el nuevo consejo de Caja Madrid que elegirá presidente. Hoy por hoy, el alcalde no cuenta con los mimbres necesarios para competir con Aguirre, ni siquiera en el hipotético caso de que lograra convencer a la izquierda de que se pusiera de su lado. Pero, si consigue que los tribunales de justicia le den la razón, el alcalde estará en condiciones, al menos, de plantear batalla.

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