Con negritas

A Díaz Ferrán también se le acaba el crédito en la CEOE

La última junta directiva de la CEOE puso de manifiesto que GERARDO DÍAZ FERRÁN ya no cuenta con el abrumador apoyo que hasta ahora tenía. En julio, a raíz de las críticas del presidente del Gobierno por la ruptura del diálogo social, y en diciembre, al aflorar los graves problemas de sus empresas, obtuvo un respaldo sin fisuras. Sin embargo, la acumulación de noticias adversas ha empezado a socavar de forma ostensible el crédito que Díaz Ferrán aún conserva entre los principales dirigentes de la patronal. El entusiasmo con que estos acogieron las explicaciones que dio en la junta de la semana pasada sobre la causa de sus desventuras fue perfectamente descriptible, a decir de quienes estaban presentes. Entre otras razones porque, lejos de hacer examen de conciencia, se dedicó a echar las culpas de cuanto le ocurre a las decisiones de la justicia británica, a una presunta cicatería del ICO y a las documentadas denuncias de este periódico.

Aunque las muestras de solidaridad con Díaz Ferrán continúan sucediéndose de cara a la galería, cada vez son más los que, dentro de la organización, consideran que la situación es insostenible. De ahí que empiece a extenderse la idea de que el presidente de la CEOE tiene fecha de caducidad y de que esa fecha no va a andar muy lejos del momento en que se cierre un acuerdo con los sindicatos. En cualquier caso, lo que está claro es que tendrá que ser él quien se marche: una destitución en toda regla, por mucho que se deterioren las cosas, parece altamente improbable, puesto que resultaría bochornosa para todos.

La permanencia de Díaz Ferrán ha causado ya un daño importante a la imagen de la patronal, del que sin duda son corresponsables también los miembros de sus órganos de dirección, que tan alegremente le han apoyado. El comportamiento gremial que, al menos de momento, se ha impuesto en ellos casa mal, no sólo con la supuesta defensa por la CEOE del interés general de los españoles, sino también con la defensa del interés general de los propios empresarios.

Conformismo

Especialmente decepcionante está siendo la actitud de algunos vicepresidentes con cierto predicamento en la organización, que no han tenido empacho en apuntalar a Díaz Ferrán con sus manifestaciones, a veces discordantes de lo que dicen en privado. Otros, mientras tanto, prefieren mantener silencio, con el exclusivo propósito de no estropear sus opciones electorales para cuando llegue, más tarde o más temprano, el momento inevitable de resolver la sucesión.

Por propia conveniencia
A esto último parece responder, por ejemplo, el mutismo de los dos hombres que con más fuerza han sonado desde hace unas semanas como eventuales candidatos a presidir la CEOE después de Díaz Ferrán. SANTIAGO HERRERO y JUAN ROSELL, líderes de los empresarios andaluces y catalanes respectivamente, llevan tiempo eludiendo a los periodistas, conscientes del perjuicio que podría causarles en estos momentos una aparición pública inoportuna.

Dentro del guión
La pusilanimidad de unos y el tacticismo descarado de otros ponen claramente de manifiesto las enormes dificultades para salirse del guión en una organización mucho menos poliédrica que el colectivo al que teóricamente representa. Y en cuyo ánimo sigue pesando todavía un régimen tan poco proclive al disenso interno como el que impusieron durante un cuarto de siglo en la patronal JUAN JIMÉNEZ AGUILAR y el ya desaparecido JOSE MARÍA CUEVAS.

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