Con negritas

El alarde de Telefónica en Brasil

Brasil es un prometedor caladero en el que Telefónica pesca desde hace tiempo con la inestimable ayuda de Portugal Telecom. Juntas controlan Vivo, el mayor operador de móvil del país, con una cuota de mercado superior al 30% y 53 millones de clientes. Esa alianza, sin embargo, está a punto de disoverse debido al interés de Telefónica por quedarse con todo el barco y faenar sola.

Para ello, CÉSAR ALIERTA ha tirado de chequera con el aplomo que da presidir una empresa que, aun en época de crisis, gana casi ocho mil millones al año. Su última oferta por la parte de Portugal Telecom en Vivo es imposible de rechazar, habida cuenta las penurias financieras de la compañía lusa y de sus socios. La mayoría de ellos son bancos locales y fondos de inversión sedientos del dinero fresco que ahora tanto escasea.

Persuadirles no ha sido una tarea demasiado ardua porque, sobre todo en momentos de carestía, cualquier cosa se puede comprar si se lleva un buen fajo de billetes en la mano. Pero los españoles han tenido que emplearse a fondo para vencer la resistencia del consejo de administración, que no se lo ha puesto fácil, con el objetivo principal de subir el precio.

Telefónica amenazó primero con atrincherarse en Vivo y bloquear el reparto de dividendos, lo que hubiera metido en serios aprietos los beneficios de Portugal Telecom. Luego aireó su determinación de lanzar una opa hostil si hacía falta. Y a la postre, en vista de que nada de eso servía, ha echado 700 millones de euros más sobre la mesa.

Alierta, en la junta general de Telefónica, se mostró convencido ayer de que la operación recibirá todas las bendiciones, incluida la del Gobierno portugués, que conserva una acción de oro cuestionada por Bruselas. De hecho, el ministro de Transportes y Comunicaciones, ANTONIO MENDOçA, aunque se reservó su opinión final, insinuó, también ayer, que no habrá problemas.

A fin de cuentas, los 6.500 millones que finalmente va a recibir equivalen a 12,4 veces el ebitda de Portugal Telecom y le permitirían, de sobra, amortizar toda su deuda. A cambio, Telefónica tendrá la posibilidad de plantar cara en Brasil a dos viejos rivales: el magnate mexicano CARLOS SLIM y el poderoso grupo francés Vivendi.

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