Con negritas

Un bocado apetitoso pero demasiado caro

Los COSMEN, fundadores de la conocida empresa de autocares Alsa, han renunciado a plantar batalla por segunda vez a los gestores de National Express, principal transportista por carretera y ferrocarril de Reino Unido, del que poseen una participación del 16,5%. La oportunidad de reeditar su frustrado asalto de hace año y medio se la había servido en bandeja la aparición en escena de un nuevo accionista, Elliot Advisors. Este fondo estadounidense especializado en reestructuraciones, que se ha hecho en poco tiempo con el 18,3% de National Express, estaba decidido a dar un golpe de mano. Pero necesitaba la complicidad de los Cosmen para tomar el control de la compañía, trocearla y, a la postre, vender al mejor postor al menos una parte de sus muchos negocios.

El plan era muy tentador, pues la familia asturiana podría optar a que en el reparto le correspondiesen los activos en España: Continental Auto y Alsa, esta última vendida por ellos mismos a los británicos en 2005 a cambio de convertirse en sus socios. De ser así, los Cosmen habrían recuperado el título de reyes de la carretera que hasta entonces lucieron y que creen seguir mereciendo por su centenaria experiencia en el sector. Por cierto: la anexión de Continental Auto y Alsa, con un coste de 1.200 millones de euros, es una de las causas fundamentales de la notable deuda bancaria que arrastra National Express y, en cierta medida, también de los recurrentes enfrentamientos entre la dirección y algunos de sus accionistas.

El más sonado fue, sin duda, el que protagonizaron los Cosmen durante el otoño de 2009, al ponerse de acuerdo con el fondo CVC Partners para plantear una opa contra el criterio expreso del consejo de administración, donde los gestores hicieron valer su influencia. Finalmente y ya inmersos en pleno proceso de due diligence, los asturianos renunciaron de repente a sus propósitos, no sin antes valorar el 100% de National Express en 876 millones de euros. Nunca ha habido una explicación pública de las razones que alentaron aquella inopinada marcha atrás.

Ahora, una alianza de los Cosmen con Elliot Advisors planteaba el problema de que juntos suman en torno al 35% del capital y, si actuaban de forma concertada, los reguladores británicos podían exigirles el lanzamiento de una opa, conforme a lo establecido en la legislación local. En tal caso, por el 65% restante de National Express hubieran tenido que ofrecer no menos de mil millones de euros. Y, claro, eso son ya palabras mayores.

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