Salud en positivo

La enseñanza de la covid-19: la red funciona

Ilustración: Verónica Montón Alegre.
Ilustración: Verónica Montón Alegre.

Las mujeres rurales siempre nos hemos movido en red, incluso antes de fundar la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR) hace más de quince años. Es una forma de trabajar que funciona en las características de distanciamiento en las que nosotras siempre hemos vivido. En nuestra red nos convertimos en compañeras, proveedoras y clientas, todo al mismo tiempo. Sin embargo, el contexto de pandemia nos ha demostrado que esta red es mucho más de lo que nosotras mismas habíamos pensado.

Cuando mencionamos una red, la primera imagen que le viene a la cabeza a la mayor parte de las personas es la de un barco pescador: una red que recoge. Así era cómo nosotras mismas pensábamos en la red que veníamos tejiendo durante muchos años por todo el medio rural. Gracias a ésta, intercambiábamos productos, servicios e ideas. Esta es una de las funciones de la red, es cierto, pero la crisis causada por el coronavirus y el consecuente confinamiento de la población nos han demostrado que la nuestra no es solo una red de costa.

La nuestra también es como aquella red que utilizan las compañeras agricultoras, la que ampara a los árboles frutales para que no se vean dañados por las inclemencias meteorológicas. Así, nuestra red también protege. Esta es la más bonita de las enseñanzas que nos está dejando esta pandemia. Unas a las otras nos cubrimos y, así, como siempre decimos en FADEMUR, somos más fuertes.

Una primavera para reflexionar

Desde las compañeras que han puesto sus negocios al servicio de sus comunidades hasta aquellas que han sumado sus fuerzas individuales, instintivamente todas han encontrado la forma de colaborar. Cosiendo mascarillas, haciendo pantallas de protección facial, elaborando gel hidroalcohólico, aprovisionando a las y los vecinos de alto riesgo, prestando apoyo educativo a quienes han visto interrumpidas las clases... Las maneras en que hemos contribuido a mitigar este contexto de emergencia han sido tan diversas como lo somos las mujeres rurales.

Llegadas a este punto tenemos que reconocer que esta solidaridad ha brotado, afortunadamente, no solo en el medio rural. Si bien es cierto, este espíritu comunitario ha sido la mejor de las sorpresas en otros entornos, mientras que para los pueblos ha sido la muestra de su esencia. Y es que quienes vivimos en ellos, acostumbradas a las carencias, al desinterés de los agentes externos, al desconocimiento e incomprensión de quienes nos ven desde fuera, sabemos lo que es tener que apoyarnos en nuestras vecinas para salir adelante.

Es precisamente esta forma de vida la única que ha evitado, al menos por el momento, la tragedia en los pueblos. En ellos tenemos las mayores concentraciones de población mayor, de alto riesgo, y el menor acceso a los servicios de salud. Pero tanto es así que incluso muchas personas que habitualmente viven en las ciudades han intentado trasladarse al medio rural por percibirlo como un lugar más seguro y ameno durante esta emergencia.

La reconstrucción

Uno de los comentarios que más escuchamos estas semanas es aquel que asegura que tras esta crisis nada volverá a ser igual. Nosotras esperamos que así sea, que los pueblos no sigan muriendo, que nuestros jóvenes no tengan que marcharse en busca de oportunidades en la ciudad, que no desaparezcan más centros de enseñanza en el medio rural, que no haya más recortes en servicios de salud, que no cierren cuarteles de la Guardia Civil, que no eliminen más líneas de transporte público... En definitiva, que no se siga desmantelando el medio rural. Como hemos dicho siempre, primero se van las oportunidades y servicios, y después nosotras.

Esta primavera ha demostrado que nuestro modelo sirve a pesar de la falta de apoyo; que, paradójicamente, los pueblos podemos ser la respuesta a los problemas medioambientales y demográficos de las ciudades. Tenemos en ellos la oportunidad de apostar por un modelo más sostenible, sosegado y humano.

Sin embargo, necesitamos un impulso y éste vendrá de la igualdad de todos los habitantes. Necesitamos acceso a las telecomunicaciones de la misma calidad que en las ciudades, servicios básicos en las mismas condiciones (educación, sanidad, fuerzas de seguridad o transporte, por ejemplo) y, en general, un interés honesto por parte del sector público y privado, una consideración de igual a igual que deje de reducirnos a la una bucólica imagen de postal.

FIRMANTES DEL BLOG

  • Teresa López López. Presidenta de FADEMUR (Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales).
  • Carmen Montón es embajadora observadora permanente ante la Organización de los Estados Americanos y ha sido Ministra de Sanidad, consumo y bienestar social y Consellera de Sanidad.
  • Ricardo Campos. Médico Oftalmólogo. Ha sido Secretario General del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y subsecretario autonómico de sanidad.
  • Rafael Sotoca. Médico de familia y activista sanitario. Fue director general de asistencia sanitaria de la Comunidad Valenciana.
  • Begoña Frades García. Psiquiatra y jefa del área de salud mental del Hospital Pare Jofre. Ha sido coordinadora autonómica de salud mental.
  • José Antonio López Cócera es enfermero especialista en salud mental y miembro de la comisión nacional de la especialidad.
  • Isabel González. Médica radióloga. Fue jefa de servicio y profesora asociada de radiología en la Universidad Miguel Hernández de Elche así como Directora Gral. de la Alta Inspección y gerente de los departamentos de salud de San Juan de Alicante y La Ribera (Alzira)
  • Enrique Ortega. Médico especialista en enfermedades infecciosas y jefe de servicio de Enfermedades Infecciosas, Emergentes e Importadas. Ha sido profesor asociado de de medicina de la Universidad de Valencia y Director Gerente del Departamento de Salud Hospital General de Valencia.
  • Antonia García Valls. Asesora coordinadora en la Vicepresidencia Cuarta, Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Ha sido diputada en el congreso de los diputados.
  • Pere Herrera de Pablo. Medico de familia y médico SAMU. Ha ejercido como director del Servicio Emergencias Sanitarias de la Comunitat Valenciana.
  • Roser Falip Barangué. Doctora en Medicina y especialista en medicina de familia y en análisis clínicos. Ha sido gerente del departamento de salud de Alcoy.
  • Aurelio Duque Valencia. Médico de Familia y Comunitaria y representante sindical. Ha sido presidente de la Sociedad Científica de Medicina Familiar en la Comunitat Valenciana.
  • Verónica Montón Alegre. Artista interdisciplinar. Ilustradora del Blog Coronavirus en positivo.
  • Juan Domene. Médico Inspector en el servicio de calidad asistencial y seguridad del paciente. Ha sido gerente del departamento de salud Arnau de VilanovaLliria.

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