[caption id="attachment_771" align="aligncenter" width="1250"] Ilustración: Verónica Montón Alegre[/caption] En las últimas semanas se han invertido los papeles: la sociedad más unida que nunca, y preocupada y conmocionada por las muertes, las colas del hambre, el futuro laboral incierto, asiste atónita y desorientada al circo político en el Congreso y el Senado propiciado por una derecha y ultraderecha que tratan de deslegitimar a un Gobierno elegido en las urnas. Para conseguirlo cualquier cosa vale, desde el insulto personal, la descalificación, toda una exhibición de ruido, crispación, distracción y división frente a lo que debería representar hoy la clase política: prudencia, argumentación, mesura y unión. Pero no, para la derecha el fin justifica los medios y en eso estamos, en la búsqueda de la polarización y la desunión de la sociedad y, para colmo, la mayoría de los medios cumpliendo la función de altavoces del ruido y de lo accesorio: el piso de Ayuso, los ceses en la Guardia Civil, el 8 M, y prestando escasa atención a lo que de verdad importa y que mejorará la vida de miles de ciudadanos. Sorprendente escasa repercusión mediática En estos momentos de crisis económica, medioambiental, sanitaria y social la aprobación en Consejo de Ministros del pasado día 29 de mayo del Ingreso Mínimo Vital (IMV), debería opacar cualquier otra noticia porque el hambre no entiende de insultos, ni de política, ni de banderas, solo entiende de hambre. Sorprende la escasa sensibilidad para festejar una medida que llevará comida a platos hoy vacíos. La tarjeta de presentación de la crisis de 2008 fue, a diferencia de la actual, los números. Una crisis económica para la que se buscaron en varios países, incluida la UE, recetas neoliberales basadas en la austeridad y que tuvieron consecuencias nefastas en el medio y el largo plazo para una parte importante de la ciudadanía de nuestro país, traducidas en una desigualdad social que ha ido aumentando en los últimos diez años. Ha tenido que llegar esta pandemia para poner negro sobre blanco y demostrar la incapacidad del neoliberalismo para hacer frente a la misma. Esta crisis se ha presentado llevándose muchas vidas por delante y cuando la muerte acecha, como escribió recientemente Paul Krugman, “el cometido más esencial de cualquier líder es mantener viva a la población”, algo que este Gobierno ha tenido claro desde el primer momento. Pero la austeridad por la que optó el Gobierno anterior (65.000 millones de euros en recortes ) también se ha llevado vidas y proyectos de vida y ha sumido en la pobreza a casi un cuarto de la población, pero lo ha hecho de manera silente, progresiva y discretamente y eso, a pesar de costar vidas, no ha sido noticia. Pobreza extrema La pandemia se ha encontrado con unas estructuras sociales y unos servicios públicos muy debilitados y aún así son los que están resistiendo el embate junto con la solidaridad de muchos colectivos. Se han tomado medidas urgentes para no dejar a nadie en el camino: subsidios, prohibición de despidos y desahucios, ayudas energéticas y de alojamiento para los sin techo, medidas especiales para proteger a las mujeres expuestas a la violencia de género, entre otras. Era necesario ir más allá de medidas paliativas coyunturales y ese es el sentido del Ingreso Mínimo Vital: medida estructural que permitirá sacar de la pobreza extrema a 850.000 hogares- en especial aquellos con niños y monoparentales encabezados estos últimos en su mayoría por mujeres – y reducir la desigualdad global y entre Comunidades. Esta iniciativa del Gobierno, que es de pura justicia social, no ha sido bien recibida por la extrema derecha que votará no y la derecha, que duda entre el sí y la abstención, con argumentos tan falaces como que esta medida conllevaría una dependencia del sistema, una reducción en la búsqueda de empleo, un efecto llamada a la inmigración ilegal (Vox), tildándola despectivamente de “paguita”. Su ceguera no quiere ver las colas del hambre, las personas sin techo, la pobreza infantil, algo que ya existía y que se ha agudizado en estos meses. Esa es su política, más mercado y menos Estado. La tasa de pobreza en nuestro país es del 21,5% la de pobreza severa un 9,2% y la tasa de pobreza infantil la segunda mayor de la UE; cifras que deberían alarmar a cualquiera pero, como dice el refrán ojos que no ven corazón, que no siente. Esta excusa ya no vale, la pandemia nos ha mostrado la situación de los más vulnerables. Una sociedad decente no lo debería tolerar y los medios deberían colaborar haciendo visibles a los invisibles. El IMV es un peldaño fundamental para reducir la desigualdad y apuntalar el Estado de bienestar pero no deberíamos obviar que los sistemas sociales se construyen sobre varios aspectos interrelacionados de la vida del individuo: educación, empleo, vivienda, pensiones, dependencia, sanidad, prevención de la salud, salud comunitaria etc.. Según la teoría de los sistemas, cambios en alguna de las partes que lo componen o en su entorno provocan en mayor o menor medida un cambio en el resto de componentes del mismo. La interdependencia es la regla y también la entropía (desgaste), lo cual indica la dificultad de abordar un problema concreto aislado sin alterar el equilibrio del propio sistema que a su vez necesita autoalimentarse. De ahí la importancia de seguir reforzando paso a paso todos los componentes del Estado de Bienestar y de reducir así la brecha de la desigualdad que esta pandemia ha ensanchado aún más. El IMV como medida estructural es todo un logro y un éxito sin paliativos, que se debe considerar más como inversión que como gasto social. Mantener la excelencia de esta medida requerirá potenciar y dinamizar la búsqueda de empleo. Suecia es un buen ejemplo, su plan de protección social llamado Programa de Mercado Laboral Activo (PMLA) intenta mantener a los trabajadores en activo diseñando un plan de acción individual con un asesor laboral. Diferentes estudios demostraron que los PMLA fueron un factor determinante a la hora de reducir el riesgo de suicidios entre los desempleados, frente a otros programas de protección social. En Dinamarca los beneficios económicos de estos programas superaban con mucho sus costes (D. Stuckler y Sanjay Basu). Es necesario reforzar las instituciones públicas de empleo Para conseguir buenos resultados en la búsqueda activa de empleo será necesario reforzar las instituciones públicas de empleo en personal y formación. En España el porcentaje que encuentran empleo a través de las oficinas públicas no llega al 2%, frente al elevado porcentaje obtenido en otros países europeos. El comportamiento de los grupos políticos el día que se someta a votación en el Congreso el IMV demostrará, para quien aún no lo tenga claro, que no todos los políticos ni las políticas son iguales. Pienso que este Gobierno debe seguir en la senda de apuntalar el Estado de bienestar, no es una tarea fácil pero cuenta con la legitimidad, cuestionada por la derecha, que le han otorgado los votos. El próximo martes el Consejo de Ministros marcará otra fecha para recordar: la aprobación del proyecto de ley orgánica para la protección integral de la infancia y la adolescencia frente a la violencia, una oportunidad para los medios y los políticos. Esperemos que no nosdefrauden. FIRMANTES DEL BLOG Isabel González. Médica radióloga. Fue jefa de servicio y profesora asociada de radiología en la Universidad Miguel Hernández de Elche así como Directora Gral. de la Alta Inspección y gerente de los departamentos de salud de San Juan de Alicante y La Ribera (Alzira) Carmen Montón es embajadora observadora permanente ante la Organización de los Estados Americanos y ha sido Ministra de Sanidad, consumo y bienestar social y Consellera de Sanidad. Ricardo Campos. Médico Oftalmólogo. Ha sido Secretario General del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y subsecretario autonómico de sanidad. Rafael Sotoca. Médico de familia y activista sanitario. Fue director general de asistencia sanitaria de la Comunidad Valenciana. Begoña Frades García. Psiquiatra y jefa del área de salud mental del Hospital Pare Jofre. Ha sido coordinadora autonómica de salud mental. José Antonio López Cócera es enfermero especialista en salud mental y miembro de la comisión nacional de la especialidad. Enrique Ortega. Médico especialista en enfermedades infecciosas y jefe de servicio de Enfermedades Infecciosas, Emergentes e Importadas. Ha sido profesor asociado de de medicina de la Universidad de Valencia y Director Gerente del Departamento de Salud Hospital General de Valencia. Antonia García Valls. Asesora coordinadora en la Vicepresidencia Cuarta, Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Ha sido diputada en el congreso de los diputados. Pere Herrera de Pablo. Medico de familia y médico SAMU. Ha ejercido como director del Servicio Emergencias Sanitarias de la Comunitat Valenciana. Roser Falip Barangué. Doctora en Medicina y especialista en medicina de familia y en análisis clínicos. Ha sido gerente del departamento de salud de Alcoy. Aurelio Duque Valencia. Médico de Familia y Comunitaria y representante sindical. Ha sido presidente de la Sociedad Científica de Medicina Familiar en la Comunitat Valenciana. Verónica Montón Alegre. Artista interdisciplinar. Ilustradora del Blog Coronavirus en positivo. Juan Domene. Médico Inspector en el servicio de calidad asistencial y seguridad del paciente. Ha sido gerente del departamento de salud Arnau de VilanovaLliria.