Salud en positivo

2021, el año del pinchazo

Rafael Sotoca

Médico de familia y activista sanitario

'21'. Una ilustración de Verónica Montón
'21'. Una ilustración de Verónica Montón

Este año nos han pinchado a casi todos. Esto es inédito, nunca en un año nos habíamos pinchado todos tantas veces. A pesar de los bulos, conspiraciones y bromas hemos pasado todos por la banqueta de vacunaciones. Mecano decía que solo las campanadas de nochevieja conseguían que los españolitos hiciéramos algo a la vez. Pues las uvas y vacunarnos. Gracias a eso ha bajado la mortalidad por la pandemia en este su segundo año. Los pinchazos nos están salvando en esta Navidad en la que los planes tienen una vigencia de un par de horas.

Repasemos algunos asuntos que han marcado la actualidad sanitaria estos meses y que seguro marcarán los próximos.

Vacunas: covid y malaria

Y si esta es la cara del 2021, la cruz son los miles de no vacunados por falta de acceso a las vacunas en el mundo, menos del 9% con pauta completa en África. Salvarse depende de dónde vivas. Pasa con casi todas las enfermedades, y la covid no es diferente. Sabiendo esto, una buena noticia científica del año como es la aprobación de la nueva vacuna contra la malaria, por la que cientos de miles de personas, sobre todo niños y niñas de menos de cinco años, podrían no morir de paludismo, queda a modo de vacuna interruptus. Debe llegar precisamente a los mismos que no está llegando la del covid. Mal precedente.

Hemos oído y leído muchas chorradas negacionistas y bulos este año, pero lo cierto es que casi toda la población se ha vacunado, con más o menos fe, pero vacunados. El foco no está ahí, está en los que queriendo vacunarse, no pueden hacerlo.

Las olas

El año lo empezamos con los peores augurios, subiéndonos a una ola. Y acaba como empezó o casi. Podía tener sentido dudar de la llegada de la segunda, incluso de la tercera...pero ya pocas dudas podemos albergar de que deberíamos prepararnos para la séptima o la octava. El trabajo no es esperar a ver si llega, sino prepararse para ello, adaptarse para que la próxima ola no nos pille igual de empanaos. Llevamos seis olas esperando que el dinosaurio no esté cuando despertemos, pero sigue estando. A lo mejor toca creerse el cuento.

Atención primaria

Las olas van consumiendo el sistema sanitario, con la constancia con la que el mar se acaba fundiendo una pared de roca. Pero ¿se funde todo el sistema? Pues va a ser que no. La sanidad privada sigue creciendo sin parar, poniendo esa misma arena en los ladrillos con los que crece ¿Es esto casual? Si alguien cree que sí, que no se haga más mala sangre, que deje de leer esto y se ría un rato con los teletubbies, son estupendos.

Cada subida y bajada dejan la estructura más agotada y perpleja. Y a los que esperan un test, o una consulta, o ser atendido por cualquier otro motivo. Los no atendidos acaban en urgencias de un hospital o en un seguro privado. Su crecimiento es señal de que algo no va nada bien. Llevamos años así, mas de dos y de tres.

Llegados a este punto no solo se trata de reforzar la atención sanitaria con mas profesionales, y mucho menos incorporar personas jubiladas, con el riesgo para su salud que esto puede suponer. Reformas profundas, inversiones importantes, cambio en las reglas de juego para mantener lo público en el máximo nivel de calidad incluso en tiempo de pandemia. Solo así, o no será.

Salud mental

¿Y el ánimo? pues como el ascensor de un rascacielos.  Nos vacunamos y p'arriba; nueva ola y p'abajo; sube el empleo, arriba; te joden la navidad, abajo. Una montaña rusa agotadora. Cuando parece que hay luz al final de túnel te comes las uvas más solo que la una; cuando tu negocio empezaba a recuperar la marcha, es positivo hasta el maniquí del escaparate.

Y en este subir y bajar, que nos tiene a todos del revés, tiene unas consecuencias para la salud mental que asustan. Asustarse no sería tan malo si, una vez repuestos, resulta una motivación para poner en marcha soluciones. En el caso de la salud mental, como en el de la atención primaria, no sólo orientados a reforzar los servicios con más equipos, mejor gestionados y con más recursos. Eso es necesario y urgente, pero no solo. La prevención también es urgente.

No nos podemos conformar con contener los problemas a base de medicalizarlos, es clave poner en marcha cambios que disminuyan la desigualdad y vulnerabilidad. Cambios en el sistema educativo que apuesten por la empatía y por el aprendizaje en el manejo de la frustración y de las dificultades. Cambios en el mercado laboral que desde la mejora de las condiciones, de la conciliación, las retribuciones y la necesaria disminución de la precariedad tenga consecuencias de mejorar la ansiedad, insomnio o depresión. Cambios en el acceso a vivienda, en el apoyo para el cuidado de mayores... cambios en nuestra relación en las redes sociales, cada día mas violenta y agresiva.

Suicidio, en primera plana.

Nunca hasta ahora habíamos hablado de suicido, del problema, de forma tan abierta. No hay vacuna para esto, pero que podamos hablar y proponer medidas de prevención es el inicio del cambio. Hablar del problema es un cambio de paradigma.

Cumpleaños de MSF

No voy a cerrar esta mirada al 21 sin recordar a los que este año cumplimos 50. Médicos Sin Fronteras nació en diciembre del año 71, buen año, con la vocación de desaparecer, de no ser necesarios. Medio siglo después es evidente que lo son y mucho. Crisis sanitarias olvidadas por los medios, personas y poblaciones vulnerables que han tenido una oportunidad gracias a su trabajo y a su sacrificio, a veces total.  En este año tan raro hazte un regalo con sentido y hazte socio.

El 22 viene cargado de futuro, quizá no el más claro, pero si el que tenemos. Aprovechémoslo.

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