Culturas

En la piel de todos ellos

UNO DE LOS NUESTROS// PEIO H. RIAÑO 

Hay una exposición que no merece la pena ir a ver, con fotógrafos que no te puedes perder. En la Fundación Canal de Isabel II de Madrid, con motivo de PHotoEspaña, cuelgan de un cable tirado al aire libre los retratos que seis fotógrafos hicieron expresamente para esta muestra (o lo que sea) a gente de la calle que se acercó por allí. Mírate es el título que le han puesto y forman parte del despropósito Marta Soul, Luis de las Alas y, nuestra protagonista de hoy, Sofía Moro (Madrid, 1966). No quiero ni pensar en la cara que se les debió de quedar cuando vieron el panorama.

La extinción
Sofía estuvo diez años persiguiendo por todo el país ex combatientes de la guerra civil y cuando juntó a todos los que necesitaba lo llamó Ellos y Nosotros. Una referencia en el retrato fotográfico español de todos los tiempos. Me dice que al principio no lo sabía, pero que pronto fue consciente de la recuperación de la memoria en la que se había metido. Una generación al borde de la extinción y sin testimonio. Un largo silencio visual sin protagonistas, que dejaba aquellos años desangelados. Ella los siguió, corrió todo lo que pudo y consiguió retratar a golpe de escucha (como dice Daniel Mordzinski en esta misma sección).  

 
La palabra
Es importante, la escucha. La actitud de la atención frente al personaje, para lograr que el retratado se interese por formar parte de la foto. Por eso, recuerda que primero hablaban mucho de sus vidas y sólo una vez pasadas las horas, el tiempo, aparecían las ganas de ponerse delante del objetivo. Ella lo llama "conexión especial". El retrato se hace con el oído, no con el ojo. La gran paradoja de esta herramienta contra el olvido es su incapacidad para registrar la palabra. "Soy defensora del pie de foto y el texto" y escrita por ella misma. Hay historias que necesitan ser contadas junto con la foto, como apunta. Ahora anda con la segunda parte de aquel trabajo: los brigadistas. 

El entorno
Hablamos también del contexto en el que colocar al retratado, porque en el trabajo que realizó para la mencionada exposición preparó una gran caja de madera en la que meter a los personajes. Tenía trampa: "Lo suficientemente incómodo como para que no se confiasen", porque le preocupa el hecho de que ya estamos muy acostumbrados a colocarnos. Y recordamos a Virxilio Vieitez (1930-2008), un tipo que no sabía que era fotógrafo, que sacó la cámara a la calle y se metió en la piel de sus seres. "Es uno de los grandes retratistas del siglo XX", y se acuerda de otros como Avedon y García Alix, claro, y no se olvida del generoso Navia, que fue quien la presentó en sociedad (fotográfica).      

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