Culturas

Un político demasiado amable

HORÓSCOPO CHINO / JULIO VILLANUEVA CHANG

David Paterson, un abogado que será el primer hombre ciego y de raza negra que gobierne el estado de Nueva York, despierta dudas en sus críticos por ser demasiado amable. Luego de la renuncia de Eliot Spitzer, el ex gobernador y antes fiscal de esa ciudad investigado por haber sido cliente de una red de prostitutas de lujo y la posibilidad de haberse gastado dinero público en ellas, a David Paterson le toca sustituirlo por ser el teniente gobernador. El número dos. El New York Times lo describe como "inteligente, amable y cándido", y sus colegas lo recuerdan sobre todo por su afectuosidad y sentido del humor. En política, la bondad y la ceguera son sospechosas. El accidental gobernador de Nueva York nos recuerda a otro personaje singular: Apolinar Salcedo, un abogado ciego y de raza negra que por voto popular se convirtió en alcalde de Cali, esa ciudad cuya reputación internacional se debe a la prosperidad de sus narcotraficantes. Paterson y Salcedo no sólo comparten la misma raza y la misma discapacidad: ambos estudiaron leyes, tienen casi la misma edad, son deportistas y memoriosos, están casados y tienen dos hijos, y antes de empezar a gobernar sus ciudades fueron sospechosos de tanta bondad.

No fueron ciegos de nacimiento. Si escuchar a otro es un acto casi antinatural, a ambos se les considera personas que saben escuchar y esa virtud se suele atribuir a la ceguera. "Mi mayor fortaleza es creer que ser bueno es bueno", decía Apolinar Salcedo. Tres años después de ser elegido alcalde de Cali, la Procuraduría de su país lo destituyó por haber cometido irregularidades al privatizar el servicio de cobro de impuestos en su ciudad. "He sido destituido como alcalde, mas no como ser humano", dijo el alcalde ciego. No fue el primer político invidente ahogado en un escándalo. Ciego de nacimiento, David Blunkett fue ministro del Interior de Inglaterra, pero tuvo que dimitir por un escándalo de tráfico de influencias. ¿Qué sucederá con el angelical de David Paterson?

Borges, un ciego tan memorable como Homero, dijo que la democracia era un abuso de la estadística. Mientras el alcalde de Cali acabó siendo un mal gerente de la ciudad, el gobernador de Nueva York conserva aún la reputación de ser un buen administrador. Alguien dijo que invitaría a Apolinar Salcedo a su casa para que fuera el ejemplo de sus hijos, pero que jamás hubiese votado por él. David Paterson, un ex teniente gobernador cuyo trabajo hasta ayer había sido más protocolar, administrará un monstruo que no puede escapar de la vista de nadie. La pregunta no es qué será de Nueva York bajo su vigilancia. Su invidencia es un modo de abrir más los ojos frente a él. Por ahora el amable de David Paterson ha actualizado la pregunta de si la bonhomía y la bondad, en lugar del cinismo y la conveniencia, son virtudes antinaturales para hacer política.

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