Montoro, el señor Burns del gobierno, ha confesado que hay gente del PP que se avergüenza de ser del PP. La revelación es extraordinaria porque ya casi nadie pensaba que tuvieran. La vergüenza, ese sentimiento revolucionario, ha arrasado esta semana las bancadas populares, donde dos diputadas, una pro mariana y la otra disidente, formaron una algarabía que ha terminado con una reconciliación en twitter. Cayetana Álvarez de Toledo había publicado una carta abierta en la que se negaba a aparecer en las listas con Mariano de presidente, aunque no especificaba si era por los sobres de dinero negro, el sms a Bárcenas, las tarjetas black, la reunión de Rato con el ministro del Interior o la incapacidad de Mariano para explicar por qué llueve. En ciertos sectores del partido se rumorea, en cambio, que Cayetana ya se había caído de las listas por su simpatía a Aznar, por su cercanía a FAES, por saber escribir y por ser Cayetana.

Ana Belén Vázquez y María Teresa Lara, diputadas populares, cargaron duramente contra Cayetana en el hemiciclo, donde los partidarios de uno y otro bando se fueron calentando hasta organizar una melée más que respetable. Algunas voces defendían que la misiva de Cayetana era una deslealtad inaceptable mientras que otras la veían más bien como una muestra de la pluralidad de la formación popular, pluralidad que fue corroborada tras una improvisada puesta en escena de "Fuenteovejuna, todas a una". Les faltó gritar "¡Disidente!" para emular la clásica escena de los Monty Python en el circo romano, entre morros de nutria y bazos de ocelote. Al final, igual que en el rugby, el encuentro degeneró en un abrazo en el tercer tiempo y un rotundo desmentido de Cayetana, en que la extensión de los 140 caracteres no le permitió añadir la coletilla "salvo alguna cosa".

Poco antes o poco después de la sorprendente confesión de Montoro, dimitía Arantza Quiroga, la presidenta del PP vasco, aunque tampoco ha especificado si lo ha hecho por vergüenza torera, por asco ecológico o por algún otro sentimiento revolucionario. ¡Disidente! La putrefacción en el partido del gobierno, que empezó por amputar tesoreros como Bárcenas  y ex ministros como Matas y Rato (¡disidentes!), ha alcanzado ya un punto que infecta comunidades enteras. Primero Cataluña, que se ha quedado reducida a un equipo de baloncesto liderado por Albiol, y ahora el País Vasco, que es más de petanca.

Para paliar esta situación de emergencia, en la que les caen collejas hasta de la Comisión Europea, el PP ha puesto en marcha una campaña para demostrar no tanto lo bien que va la economía como el hecho de que aquí no ha pasado nada. La recuperación del PP es un hecho y para probarlo ahí está Luis de Guindos anunciando que él se tira de la ambulancia en marcha. ¡Disidente! Como diría Cayetana, es rotundamente falso que el video promocional de la campaña sea una sádica burla a los recortes en Sanidad durante estos cuatro agónicos años, que esté copiado de un spot publicitario de hace ocho años del Partido de la Liberación Dominicana o que sea un mensaje subliminal para animar a la selección española del fútbol. Lo que cuenta el video, en realidad, es la milagrosa recuperación del padre de Mariano a cuenta de los presupuestos de La Moncloa.